l 26 de julio de 2016, con la reunión de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago) dio inicio la consulta de la SEP sobre la construcción del nuevo modelo educativo. A los mandatarios estatales les fueron suficientes menos de tres horas para analizar lo que sería el derrotero de la educación en México, sobre todo las bondades que traería consigo, pero aún menos tiempo requirieron para declarar su compromiso y firmeza para llevarlo a cabo.
A unos días de que Aurelio Nuño presente de manera acabada el modelo educativo que legitimó desde arriba, excluyendo a la mayoría de los maestros, padres de familia y alumnos, es necesario conocer cuáles fueron los resultados de esos compromisos que hizo la clase política y en qué contexto se pretende aterrizar en cada entidad federativa. Bien podríamos comenzar observando cualquier estado del país, pero en este momento de aspiraciones y destapes político-electorales vale la pena tener un panorama de lo que han hecho quienes pretenden ocupar la silla presidencial.
Silvano Aureoles, gobernador de Michoacán, que ha declarado abiertamente su intención por ocupar la candidatura del PRD, fue uno de los más entusiastas de aquella reunión y no titubeó en decir que la educación era una prioridad desde el inicio de su gestión, que había insistido en proponer una evaluación contextualizada acorde a las características locales. Hasta hoy, ha designado dos secretarios de educación estatales, pero a ninguno de ellos se le ha conocido propuesta educativa alguna, mucho menos que considere aspectos regionales de la evaluación.
En realidad, Silvano nunca ha preguntado a los michoacanos si están de acuerdo en su decisión personal de respaldar la reforma educativa, el punto crítico de la soledad de su postura se mostró hace un par de semanas, cuando fueron convocados a evaluación mil 400 docentes en dos fechas diferidas, a la primera asistieron 18 mentores y en la segunda ya no se arriesgaron al ridículo, de forma que un día antes la Secretaría de Educación en el Estado decidió suspenderla, aduciendo fallas técnicas desde la Federación.
La educación con Silvano Aureoles, sin rumbo ni proyecto estatal, no sólo está al margen de sus prioridades, pareciera que, incluso, ha sido uno de los sectores más golpeados por su gobierno. Preocupado por su investidura presidenciable, mal gobierna derrochando recursos públicos, promocionando su imagen personal, haciendo presencia en actos protocolarios y estancias efímeras en las zonas de mayor inseguridad que le reditúan a su capital político, pero casi nada al desarrollo económico, educativo y a la estabilidad social.
En 2016, gastó 679 millones de pesos en alimentos, vestuario, combustible, transporte, artículos deportivos, viáticos y publicidad, entre otras nimiedades, cifra mayor a la que se destinó en ese mismo tiempo para el programa de bonos bursátiles para infraestructura conocido como Escuelas al cien
, que en su último informe da cuenta de haber invertido 664 millones de pesos en Michoacán, lo cual genera una deuda a costa de los ciudadanos por 25 años, pero que era absolutamente innecesaria si el gobernador pusiera límites a sus pretensiones personales y la reforma educativa no fuera un arma para la privatización.
La corrupción y su decisión irresponsable de respaldar esta reforma tiene como consecuencia que en las escuelas michoacanas haya un faltante de 6 mil 500 docentes; sin embargo, existen miles de egresados de las normales públicas dispuestos a irse a cualquier lugar que no han sido contratados por los candados que impone el servicio profesional docente; por supuesto, esa problemática ha generado una demanda constante de los padres de familia exigiendo a las puertas de la Secretaría de Educación en el Estado que les repongan a sus maestros.
El desfalco ha trascendido a todos los niveles educativos; mientras que en el mismo año fiscal Silvano gastó 251 millones de pesos en servicios de comunicación social y publicidad, que representan un aumento superior a mil por ciento con respecto al que se destinaba en 2015, la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo padeció un recorte presupuestal de 390 millones de pesos para este año, el golpe pudo observarse luego de un largo conflicto estudiantil que se extendió en los primeros meses del ciclo escolar en el que quedaron fuera de la universidad unos 2 mil jóvenes que pedían a gritos la oportunidad de estudiar.
La millonaria construcción mediática del Silvano presidente
atenta contra todas las instituciones educativas públicas, en contraste a su costosa carrera electoral la Universidad Intercultural Indígena de Michoacán tuvo un presupuesto de 54 millones de pesos; la Universidad Virtual, 22 millones, y el subsistema de Telebachillerato para atender educación media superior en zonas rurales, 123 millones. En el caso específico de algunos institutos tecnológicos superiores han funcionado con graves carencias a falta del subsidio que la entidad ha dejado de depositar por varios meses.
Aunque el caos educativo es la insoslayable consecuencia de una clase política corrupta, en realidad es el efecto esperado por la oligarquía empresarial que resulta de la combinación de esta clase con una reforma educativa, cuyo fin es el proceso de desmantelamiento de la escuela pública y el despojo laboral de los trabajadores de la educación, sostenido y legitimado por todas las instancias de gobierno.
* Doctor en pedagogía