Mancera: (pre) candidatura alicaída
Le afectan líos del PRD
Reducen becas en Conacyt
El candidato “más antiamericano”
todavía falta camino por recorrerFoto José Antonio López
ubo de salir al ruedo Héctor Serrano Cortés, el verdadero jefe de campaña de Miguel Ángel Mancera Espinosa (MAM), para decir que éste sí puede ser candidato presidencial y que hay fuerza
suficiente para encumbrarlo. Con esas declaraciones de emergencia se trata de contener la percepción de que el gobernador de la Ciudad de México decrementa sus posibilidades de ser candidato presidencial en 2018 en la misma medida que el Partido de la Revolución Democrática es afectado por una fiebre de oportunismo saltarín.
Recurrir al polémico Serrano, a quien sus adversarios adjudican historias oscuras y truculentas, es una muestra de descuido o desesperación, como si en ese grupo no hubiera un personaje de mayor nivel político, o de menor riesgo en su exposición pública, que el actual secretario de movilidad del gobierno capitalino (subordinado de organigrama), quien ejerce al mismo tiempo esa cartera en el gabinete de Mancera y la dirigencia de una corriente del PRD denominada Vanguardia Progresista, que se mueve al son de las aspiraciones de MAM.
Serrano fue el primer secretario general de gobierno de la actual administración capitalina, pero en 2015 tuvo que dejar el cargo debido a las fuertes acusaciones de Morena en el sentido de que había influido de manera determinante, y sucia, para impedir triunfos del nuevo partido y propiciar victorias forzadas del PRD. Fue enviado, como jugoso castigo
, a un lugar desde el cual se puede armar parte de un financiamiento de campaña: la secretaría de movilidad. Y ha seguido como el virtual operador en jefe del anhelo de Mancera de ser candidato ciudadano
o no partidista
a Los Pinos, sin afiliarse al PRD.
El ensueño mancerista ha pretendido que él se mantenga ajeno a cualquier partido, pero apoyado por el PRD, del que se ha hecho de la presidencia del comité nacional del sol azteca, con Alejandra Barrales como comisionada personal. Con ese enfoque ha tratado de construir el cuarto polo
, acercándose a otros hipotéticos candidatos como Jaime Rodríguez Calderón, el Bronco, o dirigentes regionales, como Enrique Alfaro, en Jalisco.
El proyecto se ha visto dañado por la salida de personajes de la cúpula perredista rumbo a Morena. No es que Mancera tuviera evidentes y vigorosas probabilidades de ganar los comicios principales de 2018 (todo lo contrario), pero se le ha ido erosionando la base mínima de apoyo para su candidatura divisoria (ése sería el plan, que tendría premio en un gobierno panista o priísta: restar votos a López Obrador, mediante otra
postulación de izquierda
; en un gobierno de coalición
o alianzas
, Mancera podría ser recompensado con una cartera, la de Gobernación, en el más optimista de los cálculos).
Como se ha dicho, las cuitas de Mancera son las del PRD. Este partido simplemente está viviendo una explosión pública de algunos de los ingredientes que lo conformaron (el oportunismo, la desfachatez, entre otros) y que ahora está en proceso de exportación a su partido verdugo, Morena. La prolongada noche de control político de los Chuchos (la corriente llamada Nueva Izquierda) llegó a su fin (declive expresado en la incapacidad de Carlos Navarrete para mantenerse como presidente del comité nacional perredista), pero ello no generó cambios sustanciales, sino meramente de facciones: ahora tiene los mayores controles la corriente asentada en el Estado de México, Alternativa Democrática Nacional (ADN), dirigida por Héctor Bautista López, nacido en Oaxaca pero desarrollado políticamente en Ciudad Nezahualcóyotl, donde fue presidente municipal.
Tal vez sea apresurado intentar la redacción del epitafio del PRD, pues su supervivencia dependerá de factores externos cuyo rejuego está por definirse, particularmente en cuanto a la dispersión del voto opositor que buscan PRI y PAN para beneficiarse alguno de ellos. Por lo pronto, sin vitaminas la precandidatura de Mancera, apenas le quedan cartas de simulación más evidente, como los gobernadores de Morelos, Graco Ramírez, y de Michoacán, Silvano Aureoles, que dicen aspirar a esa candidatura de negociado sacrificio.
El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) ha iniciado, de golpe, un proceso de reducción del número de becas en el Programa Nacional de Posgrados de Calidad (PNPC). Con esa medida se afecta a aspirantes que ya han cubierto los requisitos solicitados y que han recibido previa aprobación, que ahora está en riesgo de no cumplirse. Algunos afectados así lo relatan a esta columna: los procesos de admisión normalmente ocurren en los meses de enero y febrero, así que ya se había hecho la solicitud a Conacyt de las becas, por lo que varios ya están trabajando en sus proyectos y de pronto se les ha dicho que no hay beca disponible y que no van a entrar. Varios centros han hecho cartas dirigidas al director general del Conacyt, Enrique Cabrero, pidiendo una ampliación de las becas, a fin de que no se afecten los ingresos, pero estamos contra reloj (¡la fecha límite de ingreso de documentos es el 10 de marzo!), y la comunidad científica todavía está analizando posibilidades, ya sin tiempo para discutir
.
Añaden: “En programas muy consolidados (a nivel internacional), esto puede ser fatal: dado que son programas muy exigentes en sus procesos de admisión; el número de becas es bajo y, si ahora está limitado o reducido, no sólo no crecerán, sino que además pueden contraerse o correr el riesgo de desaparecer. Por otra parte, conseguir becas para investigación fundamental es muy difícil a través de fondos (que han disminuido drásticamente con los recortes), así que sólo aquellos programas con fondos (casi siempre fondeados con industrias en proyectos ‘a modo’), serán los que reciban estudiantes. El director adjunto de becas y posgrado de Conacyt es Pablo Rojo Calzada, y es él quien envía las cartas”.
Y, mientras el vocero de la Casa Blanca ha dicho que no les preocupa que la construcción del muro deseado por Trump llegue a ayudar
al “más antiamericano” de los candidatos mexicanos, ¡hasta mañana!
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