Nunca he cantado en el Zócalo
n el verano de 2014 estábamos viajando en autobús, entre Oaxaca y Veracruz, cuando Antonio, que tenía sus auriculares, me preguntó: ‘Por qué no cantamos estas canciones en italiano?’ Escuchaba a Chavela Vargas.” Fabrizio Cammarata, cantautor italiano, nos explica así el nacimiento del disco Un mondo raro, que publicó en enero de 2017 con Antonio Di Martino, conocido como Dimartino, que lo acompañaba en su recorrido mexicano.
Nacidos los dos en Palermo, Sicilia, Cammarata y Dimartino son amigos. “Estaba trabajando en un road movie enfocado en la canción La llorona, una leyenda, un texto tradicional en la cual Chavela Vargas ofrece una interpretación extraordinaria, y que para mí es una metáfora de la historia de América Latina”, explica Cammarata.
Hasta aquel viaje, Dimartino no conocía la música de Chavela. Fabrizio la adoraba, y en 2011, un año antes de la muerte de la cantante (el 5 de agosto ya habrán pasado cinco años), había llegado a la puerta de su casa, en Tepoztlán, para conocerla, aunque no le fue posible entrar.
La imagen que sigue, según relata Fabrizio, es una de los dos en un hotel de la Ciudad de México, traduciendo No volveré, en italiano Non tornerò. Es la canción que abre el disco. La traducción nos salió bien fácil, con simplicidad. En nuestro idioma su texto mostraba una belleza escondida.
Cammarata y Dimartino completan la traducción de 10 de los grandes éxitos de la cantante, que nació en Costa Rica en 1919 y vivió en México a partir de los años 30, conocida en Italia por su interpretación en la película Frida, que hace 15 años (en 2002) celebró la vida de Frida Kalho, que fue amiga y amante de Chavela.
En la Ciudad de México, los dos cantautores italianos conocen a Juan Carlos Allende y Miguel Peña, Los Macorinos, dos guitarristas de unos 70 años que habían acompañado a Chavela en vivo en sus últimos conciertos. Entramos con ellos en un estudio de grabación, donde nos explicaron algunos de los secretos de Chavela, en su forma de interpretar las canciones.
A partir del encuentro con Los Macorinos, en este mismo verano de 2014 Cammarata y Dimartino entran en relación y tienen la oportunidad de hablar de Chavela con muchas personas que habían tenido un vínculo estrecho con ella. Comieron con Mario Ávila, su mejor amigo, en Tepoztlán, y luego conocieron a María Cortina, la periodista que firma la única biografía existente de la Vargas, Las verdades de Chavela, y Lila Downs, su heredera. “Nos dimos cuenta –explica hoy Cammarata– que estábamos colectando historias, relatos y cuentos de su vida, que no iban a poder entrar en un disco, y nos preguntábamos en qué forma ofrecerlas a los que iban a escuchar el disco, a un público que no conocía a Chavela. Elegimos el libro, aunque esa forma de expresión fuera ‘inédita’ para los dos.”
El libro Un mondo raro: vita e incanto di Chavela Vargas (Un mundo raro: vida y encanto de Chavela Vargas) salió en enero 2017 por la editorial La Nave di Teseo. No es propiamente una biografía; más bien es el cuento de una vida que se parece mucho a una novela, escrito utilizando muchos flashbacks, como si fuera el guion de una película. Se explica así la decisión de publicar 40 paginas borradas
, que corresponden a los casi 20 años de olvido en la vida de Chavela, cuando Mercedes Sosa, en concierto en México, llegó a pedir que alguien la acompañara sobre la tumba de la Vargas. “Chavela amaba hablar, contarse, pero los 20 años entre 1972 e 1992, después de la muerte de su amigo y autor José Alfredo Jiménez, fueron como una pausa en su vida, pasada según sus mismos relatos a tomar tomar tomar tomar tomar tequila –nos explica Fabrizio Cammarata–. Somos músicos, y por eso decidimos utilizar una forma de comunicar los tiempos y las pausas típica de nuestra profesión. Quien lea el libro tendrá que ir pasando de una página borrada tras otra, y con eso va a tener el tiempo para una lectura interior, para entender su dolor en este tiempo que la misma Chavela quiso olvidar”.
Páginas que preparan el gran retorno de Chavela Vargas, que volvió a cantar en un pequeño club de Coyoacán, el mismo barrio de la Casa Azul, donde había conocido a Frida, antes del gran concierto del 9 de abril de 2000 en el Zócalo de la Ciudad de México, frente a 50 mil personas. Unos días antes, entrevistada por La Jornada, había explicado: Estoy muy emocionada. Nunca he cantado en el Zócalo. No me he bajado de la nube al saberlo
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*Periodista italiano