El dinero que el Instituto Nacional Electoral (INE) promete ahorrar mediante 17 medidas de austeridad se reciclará en la misma institución, pues no se devolverá a la Tesorería de la Federación; tampoco hay metas cuantificables y algunas estrategias son las mismas de años anteriores.

El dinero se queda en el INE para suplir presiones de gasto y cuestiones como el alza de los precios por motivos inflacionarios, la paridad peso-dólar y algunas presiones que no se tienen contempladas, como las elecciones extraordinarias, expresó Bogart Montiel, titular de la Dirección Ejecutiva de Administración.

Salvo el del Partido Revolucionario Institucional (PRI), varios representantes partidistas expresaron ayer su inconformidad sobre este paquete que se les presentó cinco horas antes de su aprobación en la Junta General Ejecutiva. El panista Francisco Gárate calificó éste como un catálogo de buenas intenciones, porque no hay objetivos ni metas concretas.

Además, consideró que el artículo sexto del acuerdo, que plantea la transferencia de los remanentes a otras actividades del instituto, da al traste con su propósito de austeridad. Con este dinero se van a tapar ineficiencias o errores de presupuestación interna.

La única meta concreta, anunciada por Bogart Montiel a la prensa, fue el posible ahorro de 50 millones de pesos de los 84.9 millones de pesos que pensaban gastar en la compra de plantas de luz para las juntas locales de todo el país. Este aspecto fue duramente criticado por el consejero Benito Nacif cuando impugnó la reducción en 10 por ciento de los ingresos de 32 altos mandos de la institución.