La reivindicación republicana en Trump
l Partido Republicano ya tiene al presidente que quería. Las discrepancias que surgieron por los ataques de Trump en contra del establishment de ese partido y los insultos a varios de sus integrantes han desaparecido en un acto de mimetización, plegándose a los designios del nuevo mandatario. De buena o mala manera, han aceptado y apoyado las pifias y arbitrariedades que comete a diario. Hasta ahora, la más notoria fue la orden ejecutiva que firmó prohibiendo la entrada a EU a los ciudadanos de siete países cuya población es mayoritariamente islámica, independiente de ser residentes legales e incluso ciudadanos por naturalización. La torpeza con la que se emitió la orden ejecutiva sólo fue superada con la premura con la que se instrumentó. El presidente y sus asesores no tuvieron la precaución ni la delicadeza de consultar a quienes saben de cuestiones migratorias en el gobierno, ni tampoco con quienes legislan sobre estos asuntos en el Congreso. A consecuencia de la improvisación y pésima coordinación, se armó una baraúnda infernal en los aeropuertos y las puertas de entrada a EU. Los agentes de migración no tenían la menor idea de qué hacer con la diversidad de casos que se les presentaron. Pero ello no paró ahí. Ante las miles de protestas masivas en contra de tal arbitrariedad, al día siguiente tres jueces de un tribunal federal bloquearon la orden por ser inconstitucional. No obstante ese desacierto y la humillación que sufrió el presidente, buena parte de los republicanos justificó la medida y cerró filas con él.
En cierta manera, Trump ha cristalizado las exigencias que los republicanos han manifestado durante años. Muestra de ello es el apoyo irrestricto que han dado a los nombramientos de las personas que integrarán su gabinete. Algunos de ellos no sólo ignoran la materia de su encomienda, sino que se han manifestado abiertamente en contra de las labores que realizan las secretarías para las que fueron nombrados. Por ejemplo, la negativa de quien será responsable de proteger el medio ambiente, a admitir que el calentamiento de la Tierra se debe a la acción del hombre, y su certeza de la inutilidad de la secretaría de la que será titular; la nominada a la Secretaría de Educación, ha sido una detractora sistemática de la educación pública, ha manifestado su pretensión de privatizarla y eliminar los sindicatos de maestros. Ciertamente Trump ha cometido todo tipo de arbitrariedades, pero lo ha hecho con el voto en el Congreso del partido que lo postuló, y por lo visto con su beneplácito.