Nueva York.

Las conejitas de Playboy, con sus corpiños ajustados y sus orejas y rabos blancos, regresan a Nueva York.

Tres décadas después de que el Playboy Club original cerró sus puertas en Manhattan, víctima aparente de los cambiantes gustos y actitudes hacia la mujer, este año abrirá uno nuevo a pocas cuadras de Times Square.

El club en la calle 42 será uno de los sitios más sofisticados del mundo, aseguró el vocero de Playboy Enterprises, John Vlautin.

Tendrá un bar, un restaurante, una sala de juegos y, desde ya, muchas conejitas, aunque con atuendos ligeramente distintos a los viejos. Hay establecimientos de Playboy en Londres, Hanoi y varias ciudades de India. Pronto abrirá uno en Shangai. El club de Nueva York estará en el Cachet Boutique New York Hotel, donde remplazará a un club para gays que cerró el año pasado.

¿Momento apropiado?

El club regresa a una ciudad que empezó el año con cientos de miles de mujeres protestando en la calle contra la presidencia de Donald Trump, en parte por comentarios que fueron calificados de machistas.

El momento para su retorno tal vez no sea el ideal, según la editora de libros de turismo Pauline Frommer.

Todo lo retro está de moda, pero no sé si este tipo de retro, expresó. “Vivimos en esta era en la que miles de mujeres salen a la calle a protestar. No estoy muy segura de que el zeitgeist (espíritu de la época) sea el indicado para Playboy en la actualidad”.

Observadores de la industria dijeron que la clave para el éxito de la iniciativa es cómo se presenta el club a los potenciales clientes. ¿Será como un reducto lujoso, un sitio nostálgico o un lugar donde tipos de 75 años se pasean en pijamas de seda?, pregunta el experto en turismo Peter Greenberg.

Como concepto, Playboy es un anacronismo total. Parece algo obsoleto, irrelevante. No sé qué tipo de atractivo tendrá hoy, dijo Greenberg.

El fundador de Playboy, Hugh Hefner, abrió su primer establecimiento en Chicago en 1960 y en poco tiempo tenía 30 clubes en todo el mundo.

La posibilidad de asombrarse con las conejitas no era el único atractivo. Había músicos y otros artistas muy buenos. El club de Nueva York abrió en la calle 59, entre la Quinta Avenida y Madison, en 1962.

Opiniones divergentes

La feminista Gloria Steinem trabajó y escribió un artículo lapidario con sus experiencias para Show Magazine, llamado La historia de una conejita.

Entre sus revelaciones: pagaban muy poco, los clientes hacían propuestas indecorosas al personal femenino y fue obligada a ir a un médico y hacerse un examen ginecológico para asegurarse de que no tenía enfermedades venéreas antes de ser contratada.

La ex conejita Kathryn Leigh Scott, no obstante, tiene buenos recuerdos; tenía 19 años cuando fue contratada.

Si, era muy machista para los parámetros de hoy, pero por entonces, una se sentía protegida. Había reglas muy severas que nos daban risa. Era más paternalista que machista, asegura.

Dice que nunca le pidieron que se hiciera un examen ginecológico y que la “trataron extremadamente bien. Scott, de 74 años, es autora de The Bunny Years (Los años de las conejitas). Entrevistó a más de 300 mujeres.

Los establecimientos fueron populares y muy lucrativos hasta la década de 1980. Las conejitas pasan de algo atrevido a algo pasado de moda, decía un titular del diario Los Angeles Times de 1986, año en que cerraron los clubes de esa ciudad y de Nueva York. Para 1991 no quedaba ninguno de los originales.

La revista Playboy también cambió. Si bien se sigue vendiendo en 23 países, ya no publica fotos de desnudos totales en la edición estadunidense y pone énfasis en artículos e imágenes de interés más general. Cooper Hefner, hijo de 25 años de Hugh, quien hoy tiene 90, es su director creativo.

Algunos expertos opinan que Playboy podría generar interés entre los millennials y los aficionados a la serie Mad Men, que transcurría en una Nueva York en la que el Playboy Club florecía.