En México hay menos de 4 mil ejemplares de los 64 mil que habitan el planeta: UNAM
Proponen a la UICN que no se evalúe a las especies por el total de su población, sino por la situación de cada una de las subpoblaciones, señalan investigadores del Instituto de Ecología
Martes 7 de febrero de 2017, p. 2
Un estudio realizado por investigadores del Instituto de Ecología (IE) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) muestra que el jaguar (Panthera onca) está en mayor peligro de extinción de lo que se pensaba.
Por primera vez se sabe que habitan el planeta alrededor de 64 mil ejemplares, y que hay 34 subpoblaciones –desde el norte de México hasta Argentina–, de las cuales 33 están amenazadas o en peligro crítico de extinción.
Del total, 90 por ciento (57 mil) se coloca en una sola subpoblación: la de la Amazonia (abarca regiones de Brasil, Perú, Ecuador y Colombia); se trata de la única que, por su tamaño, no está considerada en riesgo. Las restantes contienen a sólo 10 por ciento de los ejemplares, es decir, alrededor de 7 mil. En México, según esta estimación, hay menos de 4 mil.
Los resultados del trabajo conjunto de los laboratorios de ecología y conservación de Vertebrados Terrestres y de Fauna Silvestre del IE, a cargo de Rodrigo Medellín y Gerardo Ceballos, respectivamente, fueron publicados en el número más reciente de la revista Oryx. The International Journal of Conservation, lo cual coincide con la publicación del libro El jaguar en el siglo XXI: la perspectiva continental, también coordinado por los científicos y sus colegas, en el que participaron 50 autores de 12 países.
Prioridades de conservación
Mediante la detección de subpoblaciones pequeñas, aisladas, con protección deficiente o densidades de poblaciones humanas muy altas, y al precisar la vulnerabilidad de cada una de ellas, será posible determinar las prioridades de conservación para esta icónica especie.
Los universitarios proponen a la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), que publica la Lista Roja, guía para políticas y prácticas de conservación, que no se evalúe a las especies por el total de su población, sino por la situación de cada una de las subpoblaciones.
En México se ha perdido más de 40 por ciento de la distribución de la Panthera onca, limitándose a las áreas más aisladas y de difícil acceso en las costas del Pacífico y del Golfo de México, las sierras madre Occidental y Oriental, y el sur-sureste.
Las poblaciones mejor conservadas, refirió Ceballos, están en la península de Yucatán, Oaxaca y Chiapas, con alrededor de mil 800 ejemplares. En Sonora y Sinaloa podría haber alrededor de 400; en la costa media del Pacífico, en Nayarit, Jalisco y Colima, aproximadamente 300, y de Michoacán a Chiapas, 650.
Si en 10 o 15 años no tenemos una política de conservación sólida y las poblaciones no tienen seguridad, en México podríamos perderlos
, afirmó Medellín.
En cambio, si se articulan los esfuerzos correctamente podemos salvar no sólo a la especie, sino a las selvas y bosques que mantienen casi 45 por ciento de toda la diversidad biológica del país, es decir, a miles de otras especies de plantas y animales
, añadió Ceballos.
Ocelotl, en náhuatl; balam, en maya, el jaguar ha sido relacionado con la valentía, el poder, la noche, el inframundo, la fertilidad de la tierra y la muerte. En la actualidad, la especie enfrenta amenazas como la pérdida y fragmentación de su hábitat, la agricultura y ganadería, la cacería, la disminución de sus presas (mamíferos, aves, reptiles y peces) y la expansión de los asentamientos humanos.
Por ejemplo, de las más de 22 millones de hectáreas de selvas altas que se extendían desde Veracruz hasta Chiapas, quedan menos de un millón, dispersas y con poca continuidad
(El jaguar en México...)
Los humanos “no sólo nos metemos a su casa, sino que la destruimos al talar la selva. También nos comemos su alimento (venado y jabalí). Así, competimos con el jaguar por el espacio y la comida, y además les ponemos enfrente ganado y le decimos: ‘si lo tocas, te mueres’”, destacó Medellín.
La gente también los caza para colgar su piel en una pared, o porque la hija quinceañera quiere un collar elaborado con los dientes del animal, para sentir la adrenalina de haber matado al felino más grande del continente, o simplemente porque se cruzó en el camino. Es patético
, señaló.
Por fortuna, México tiene en el IE de la UNAM el grupo con mayor impacto en conservación y estudios sobre el jaguar en todo el mundo, así como con el compromiso de diversos sectores para la preservación de esa especie, precisó Ceballos.
Bajo el liderazgo del científico se organizó hace unos años la Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar, que agrupa a los dueños de las tierras, al gobierno federal, organizaciones no gubernamentales y al sector académico.
Su estrategia, probablemente la más completa que hay en el mundo, consta de varios puntos: el censo nacional del jaguar; el trabajo con los ganaderos; la integración de una sola política de conservación a escala internacional, y la parte legal, de colaboración con abogados para contribuir a que cualquier persona que mate un ejemplar (millonario, político, ejidatario o indígena) vaya a la cárcel, indicó Medellín.
El censo, primero en el mundo para esta especie, se realizó en tres años de planeación y estudios (2008-2010), y abarcó 12 entidades de la República. No sólo estimó el número de jaguares en 3 mil 800, sino que colocó a México como líder en el desarrollo de estrategias de conservación del felino.
En la actualidad, anunció Ceballos, se realiza el segundo censo para determinar si la población se ha mantenido o ha decrecido. De igual modo, con el trabajo de la comunidad científica se ha logrado que el gobierno tome al jaguar como una especie insignia
y en la COP 13, realizada en diciembre pasado en Cancún, se concretaron acuerdos importantes, como el declarar 2.5 millones de hectáreas más de reservas naturales antes de que acabe este sexenio.
Asimismo, debido a que en la península de Yucatán está la mayor población de jaguares de México, se convino consolidar la reserva de la biosfera de Calakmul y declarar una nueva que va de Cancún a Sian Ka’an y que protegerá 480 mil hectáreas de selva para el jaguar y miles de especies más.
De igual modo, con el apoyo de Semarnat y Sagarpa, se definió una estrategia de trabajo con ganaderos en la que, por ejemplo, éstos se comprometen a no matar jaguares.