El presidente estadunidense se alinea con las posiciones de Wall Street: demócratas
En el gobierno hay varios ex directivos de fondos de alto riego y bancos de inversión
Sábado 4 de febrero de 2017, p. 17
Washington.
El presidente estadunidense, Donald Trump, firmó este viernes dos órdenes ejecutivas destinadas a dar marcha atrás a la regulación financiera puesta en marcha tras la crisis de 2008 por su predecesor, Barack Obama.
La primera orden pide que se revisen la conocida como ley Dodd Frank, que implementó una nueva regulación para la banca con el objetivo de evitar una nueva gran crisis. Muchos bancos la consideran excesivamente molesta. La otra orden revoca una normativa del Departamento de Trabajo que exige a los asesores financieros que prueben que están actuando en interés de sus clientes. La decisión provocó críticas de los demócratas, que acusaron que sus medidas carecen de fundamentos y lo alinean con las posiciones de los banqueros de Wall Street.
Trump hizo de la derogación de la ley Dodd Frank una de sus promesas de campaña. La orden firmada sólo sienta un marco para revisar la ley, ya que gran parte de ella no puede reformarse sin contar con el aval del Congreso.
Esperamos eliminar mucho de la (ley) Dodd Frank, porque sinceramente hay tanta gente, amigos míos que tienen bonitos negocios y que no pueden tomar prestado dinero
, dijo Trump antes de firmar las órdenes, durante una reunión con líderes empresariales. No pueden pedir dinero prestado porque los bancos no les dejan hacerlo por culpa de la regulación de la (ley) Dodd Frank
, agregó.
En el gobierno de Trump hay varios ex directivos de fondos de alto riego y bancos de inversión. Con los errores de bancos y especuladores, Wall Street contribuyó a agravar decisivamente la crisis financiera de 2008 y 2009, entre otras cosas con la caída del banco Lehman Brothers.
La ley Dodd Frank para la regulación del sector financiero fue aprobada en 2010 por el gobierno de Obama y es de lo más destacado de su presidencia. Además, supone la aplicación de los acuerdos adoptados por el G-20, que Estados Unidos está obligado a cumplir. En esa legislación se incluye una normativa que prohíbe que los bancos especulen por cuenta propia.
Desde el primer momento hubo reticencias al respecto por parte del Partido Republicano y del sector financiero. Antes de que Trump se refiriera ayer a esta ley, la mayoría republicana tumbó en la Cámara de Representantes la primera normativa Dodd Frank, lo que muestra que Trump cuenta con el apoyo de la mayoría de los diputados de su partido.
El líder de la oposición demócrata en el Senado, Chuck Schumer, criticó la actuación del mandatario republicano y anunció una fuerte resistencia de su grupo. El presidente Trump prometió posicionarse contra los grandes bancos pero ahora deja que ellos dicten las reglas
, afirmó en un comunicado.
Si bien el decreto no es muy específico, los mercados financieros dieron la bienvenida a la señal de Trump de que relajará la regulación bancaria, lo que hizo subir a las acciones. El índice de bancos del Dow Jones cerró con un alza de 2.6 por ciento.
En un foro en la Casa Blanca con líderes empresariales, en que estuvo el presidente de JPMorgan Chase, Jamie Dimon, Trump dijo que su gobierno espera sacarle un montón a (la ley) Dodd-Frank.
Para cumplir su propósito, Trump necesitaría más que decretos, dijo el ex legislador demócrata Barney Frank, uno de los autores de la ley Dodd-Frank de 2010 que reformó Wall Street elevando los requerimientos de capital a los bancos, restringiendo sus operaciones y creando una oficina de protección del consumidor financiero.
Trump no puede realizar ningún cambio sustancial a la reforma financiera sin el Congreso
, dijo Frank a Reuters. La redacción del decreto no tiene consecuencias. Sólo le dice al secretario del Tesoro que le dé algo para leer. El tono es el que debilita la ley
.
Los expertos temen que la desregulación del mercado financiero en Estados Unidos tengan grandes consecuencias también en Europa. Una relajación en la regulación financiera en Estados Unidos cuestiona el enfoque global y presiona al resto de países del G20 para que también adapten sus regulaciones
, apuntó Andres Prescher, de la consultora KPMG.