Buenos Aires.

El Consejo Directivo de la Confederación General del Trabajo (CGT) rompió este jueves el diálogo con el gobierno del presidente argentino, el derechista Mauricio Macri y los empresarios, y convocó a una movilización para el 7 de marzo próximo en la que participarán todos los gremios productivos y luego realizarán un paro general con movilización.

La decisión fue anunciada por el triunvirato de dirigentes al frente de la CGT, Juan Carlos Schmid, Héctor Daer y Carlos Acuña.

Schmid advirtió que se perdió la confianza con el gobierno y consideró que el diálogo está roto en la medida en que el gobierno no reaccione y tenga otro enfoque económico. No ha habido aciertos en la implementación de las medidas económicas.

El dirigente gremial mencionó también la incertidumbre que se vive en el país, el cuadro tarifario y los aumentos en distintos rubros, peajes, combustibles, prepagas y educación que erosionan gravemente el poder adquisitivo de los trabajadores.

Durante la reunión se estableció la movilización con los gremios de la industria el 7 de marzo próximo hacia el Ministerio de la Producción y se elaborará un comunicado y una propuesta bajo las consignas en defensa del trabajo y la producción nacional, de paritarias libres, de los convenios colectivos de trabajo, del sistema previsional y la salud, de la seguridad social, de la educación, y en contra de la flexibilización y el aumento indiscriminado de tarifas.

Se propone el paro nacional y movilización para la segunda quincena de marzo.

En el movimiento obrero existe mucho malestar y enojo con las medidas tomadas por el gobierno desde que empezó este año. Suben las tarifas, los precios, y siguen las suspensiones y despidos, reconoció también Schmidt, y sostuvo que hay temas que nos exceden como una apertura de importaciones que perjudica el trabajo de los argentinos y la producción nacional. Así no podemos seguir.

A partir del veto del presidente Macri a la ley antidespidos y de las medidas de ajuste que durante el último año continuaron generando hasta este día miles de despidos en los sectores estatal y privado, y tarifazos en los servicios públicos, sin que la CGT tomara medidas, y mientras las dos centrales en que estaba dividida la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) anunciaban su unificación para favorecer la lucha, la dirigencia cegestista ya no podía continuar sin responder a la grave emergencia social que se está viviendo.

Los despidos y el nuevo tarifazo son considerados letales para una población agobiada cuando en estas últimas horas otras medidas gubernamentales dispararon nuevamente la ya insoportable inflación.

El decreto de necesidad y urgencia dictado por Macri, que continúa gobernando a decretazos, como denuncian los dirigentes de los movimientos sociales, modificando la ley de ART (seguro social de los trabajadores) fue otra de las gotas que desbordó el vaso.

Los gremios industriales ya citaron a una movilización para el 14 de febrero próximo por la crisis que atraviesan los trabajadores y las empresas del sector. También comenzó una verdadera rebelión de los gremios judiciales e incluso se produjo una multitudinaria asamblea contra las medidas gubernamentales respecto del traspaso de algunos tribunales a la órbita de la ciudad de Buenos Aires y por la intención de recortar la feria judicial.

Esto es considerado como un mensaje al presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, para que fije posición institucional a lo que consideran un ataque del Ejecutivo.

Inusual fue considerada la respuesta de los propios magistrados que, tras la reunión, que había anticipado el periódico Ámbito Financiero, resolvieron también suspender sus tareas y concentrarse en ese mismo lugar este viernes.

Otro frente que el gobierno ya no puede manejar, son las a causas por las denuncias sobre temas de grave corrupción en su administración, que involucran al propio mandatario, como la existencia de las 50 empresas offshore que tiene junto a sus familiares y todo lo que aparece vinculando a personalidades de su gobierno en gravísimos hechos.