Paso atrás
a decisión de despenalizar la violencia doméstica en Rusia, adoptada este viernes por la Duma con tan sólo tres votos en contra, constituye un paso atrás frente a la demanda de los defensores de los derechos de la mujer de poner fin a las agresiones de corte machista en el ámbito familiar, que cada año –según cifras del propio gobierno ruso– cuesta la vida a por lo menos 12 mil mujeres que mueren a manos de sus cónyuges y otros familiares.
Para el presidente de la cámara baja del Parlamento, Viacheslav Volodin –quien antes de ser puesto para manejar a los diputados oficialistas, que cuentan con mayoría calificada de dos tercios de los votos, era el principal operador político del Kremlin–, sacar del Código Penal las palizas obedece a la intención del Estado de crear condiciones para fortalecer la familia.
Además, al poner un signo de igualdad entre un puñetazo o patada en el ámbito familiar y las agresiones en la calle, los legisladores están convencidos de que hacen justicia, pues –argumentan– por una bofetada a la esposa o hijos se podía ir a la cárcel, mientras si el agresor era un vecino sólo tendría que pagar una multa.
Satisfechos por equiparar ese tipo de agresiones, pero no al revés, aumentando la responsabilidad por los ataques en la calle, ahora una paliza dentro de la familia se considera una infracción administrativa que, en el peor de los casos, se castiga con una multa máxima equivalente a 11 mil 300 pesos, si es la primera vez que ocurre, así como con 15 días de prisión para los más salvajes.
Las enmiendas a la ley aprobadas eluden el término violencia de género, pero es obvio que la mayoría de víctimas son mujeres: al año, con base en cifras oficiales del Ministerio del Interior, cada 40 minutos muere en Rusia una mujer por violencia doméstica y 36 mil esposas sufren maltratos por parte de sus parejas, pero 70 por ciento no lo denuncian.
Los niños, conforme a esas estadísticas de la ignominia, ocupan el segundo lugar en calidad de víctimas: 26 mil menores sufren agresiones por parte de sus padres, 2 mil de ellos cometen suicidio y 10 mil huyen de sus casas cada año al no soportar la violencia doméstica.
Pero para los diputados rusos nadie debe entrometerse en los pleitos de un matrimonio o en la educación de los hijos; sugieren resolver los conflictos familiares a puñetazos y nalgadas, siempre y cuando el agresor se tome la molestia de no dejar moretones, los cuales podrían ser calificados de agravante por un juez de llegar a juicio una denuncia. Para tranquilidad de los energúmenos, el propio Ministerio del Interior informa que 97 por ciento de las denuncias no terminan en juicio.
En suma, mientras urge adoptar medidas para erradicar las agresiones machistas, Rusia se convierte en uno de los países más tolerantes de la violencia doméstica y los diputados parecen haberse inspirado en el añejo dicho ruso: Si te pega es que te ama
, el cual data del siglo XVI y se atribuye al pope Silvestre, quien llegó a esa conclusión en su tratado sobre la familia.