Ningún país se merece lo que vivió Alemania durante la primera mitad del siglo XX, ni lo que vivimos actualmente, expresó el historiador José Alberto Moreno Cruz al participar en la presentación del catálogo de Otto Dix: violencia y pasión, exposición montada en el Museo Nacional de Arte (Munal) que concluye el domingo 15. La muestra ha atraído a 80 mil visitantes en sus tres meses de estancia. Está compuesta por 162 obras, entre pinturas y grabados al aguafuerte, que abarcan de 1914 a 1969, año de la muerte del artista expresionista, nacido en Untermhaus, Alemania, en 1891.

“Hay que tener una conciencia sobre nuestro presente. No decir: ‘vamos a olvidar’. Ese es el poder del arte. El de Otto Dix nos vuelve a conectar con las experiencias humanas”, afirmó Moreno Cruz, quien en su intervención habló de los cuatro distintos tipos de Alemania que vivió Dix quien, además, peleó en ambas guerras mundiales: la imperial, la República de Weimer, el nazismo y la posguerra.

Nacido en un país clasista y militarizado, a este hijo de un obrero metalúrgico le hubiera tocado permanecer en la base de la pirámide, si no hubiera sido por su gran habilidad para dibujar desde niño. Terminada la Primera Guerra Mundial, en la que se alistó de voluntario, recibió formación de artillero y estuvo en las trincheras, Dix se volvió testigo, mediante su arte, de los soldados y los lisiados, porque el mundo alemán abandonó a estos últimos en su deseo de recuperarse del conflicto bélico.

De hecho, los lisiados son aventados a la calle, literalmente, a vender cualquier baratija o pedir dinero, y la reacción de las personas es patearlos, porque fueron una punta de cobardes que se dejaron vencer ante los ejércitos extranjeros. Para Moreno Cruz, la de Dix es “la memoria más poderosa de la Primera Guerra Mundial, comparable con Los desastres de la guerra, de Goya”.

Realidad sin filtro

Según Sara Baz Sánchez, directora encargada del Munal, Dix experimenta la realidad sin filtro porque necesita ser su propio testigo. Sus temáticas no son ajenas a ningún ser humano, lo que les da actualidad. También pintó la decadencia, los burdeles, los hospitales, las relaciones amorosas, los encuentros de marineros con prostitutas; es decir, el mundo desenfrenado de la República de Weimer.

Autorretrato del artista alemánFoto cortesía del Munal

Alivé Piliado, curadora del Munal, recordó que la obra de Dix sufrió varios cambios, ya que durante la dictadura nazi fue considerado un artista degenerado, tuvo que refugiarse en el sur de Alemania y pintó paisajes, aunque siempre fue vigilado. La experta dijo que el presente catálogo es de los pocos libros sobre Dix en español existentes en América Latina. Aunque el artista se conoce más por su serie sobre la Primera Guerra Mundial, la exposición parte de sus inicios cuando fue muy influido por el impresionismo y Vincent Van Gogh.

Piliado acotó que algunos artistas interesados en el trabajo de Dix se han acercado al Munal, como Daniel Guzmán quien, incluso, se reunió con la curadora alemana Ulrike Lorenz. Anotó que el muralista José Clemente Orozco también se identificó con el expresionismo y recreó ciertos temas igual que Dix, como el de las prostitutas en la serie La casa de las lágrimas, antes que el alemán.

La exhibición se efectúa en el contexto del Año Dual Alemania-México 2016-2017. El viernes pasado el Sistema de Transporte Colectivo Metro, la embajada de la República Federal de Alemania y el Instituto Goethe presentaron la tarjeta conmemorativa de Otto Dix.

Después de su estancia en el Munal una parte de la exposición viajará a San Luis Potosí, donde del 16 de febrero al 21 de mayo se exhibirá en la Caja Real Centro Cultural Universitario.

El Munal se ubica en Tacuba 8, Centro Histórico.

Hoy extenderá su horario hasta las 20 horas.