A más de cinco meses de que 18 activistas se quejaron ante el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) por las expresiones homofóbicas de varios jerarcas católicos, dicho organismo no ha dado aún respuesta.

Aberración, abominación y antinatural fueron algunos términos con que los religiosos argumentaron su rechazo al matrimonio igualitario. Incluso, uno sugirió que el Presidente de la República buscaba un gavioto por avalar esas uniones civiles.

¿En qué país vivimos, que la Iglesia católica se siente envalentonada para insultar a la población gay y a la investidura presidencial?, cuestiona el ex sacerdote Alberto Athié, quien interpuso una queja. El silencio administrativo del Conapred nos deja en la indefensión, añaden Israfil Filós y Fascinación Jiménez, otros de los activistas que se inconformaron.

El pasado 17 de mayo, el presidente Enrique Peña Nieto anunció una iniciativa para reconocer, a nivel constitucional, el matrimonio de parejas del mismo sexo. A partir de entonces, representantes de iglesias y de grupos de derecha volvieron a hacer público su repudio a la población lésbico, gay, bisexual, transexual, transgénero e intersexual (LGBTTI).

Integrados en el Frente Nacional por la Familia, convocaron a multitudinarias marchas para impedir su aprobación.

Por ello, desde julio casi una veintena de activistas de diversas organizaciones comenzaron a interponer quejas ante el Conapred. En mi caso no hay avances; no he recibido respuesta, señala Athié. El defensor de víctimas de violación sexual cometidas por clérigos interpuso una queja contra el obispo de Culiacán, Jonás Guerrero Corona, quien afirmó que las uniones gay son una aberración biológica y social.

El mismo jerarca también se burló del presidente Peña. Dijo que al promover esa iniciativa quizás andaba buscando un gavioto. Finalmente, la propuesta no se aprobó en la Cámara de Diputados. Es muy preocupante que el gobierno y los legisladores se dejaran amedrentar de esa manera, sostiene.

De la manera más arrogante y con mucho desprecio, discriminaron a la población LGBTTI y ofendieron la investidura presidencial, añade. El vocero de la arquidiócesis, Hugo Valdemar, afirmó que el Presidente los traicionó. Quizá de ahí viene el enojo, pero no explica a qué traición se refiere, a qué acuerdo llegaron, inquiere.

Israfil Filós se quejó del obispo de Toluca, Francisco Javier Chavolla Ramos, por incitar al odio y fomentar la discriminación, pero hasta ahora el Conapred ha sido la gran decepción. Esperábamos al menos una llamada de atención al obispo, pero nada, lamentó.

Para el activista, el gobierno federal ha sido sumiso y cobarde ante los ataques de la Iglesia católica, que nunca se ha resignado a perder sus privilegios y quiere dirigir el país. El hecho de que no sea sancionada es un retroceso histórico.

La experiencia le dice a Fascinación Jiménez que hay muchas probabilidades de que pasará más de un año para que su queja se resuelva y la respuesta sea que los religiosos sólo hicieron uso de su libertad de expresión.

Hace un año interpusieron un recurso también ante el Conapred contra clérigos que se expresaron de manera discriminatoria y ese fue el resultado.

Estamos ante la indefensión. Ellos pueden hablar de esa manera e incitar al odio y nada pasa, apunta la activista jalisciense.