Espectáculos
Ver día anteriorLunes 26 de diciembre de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 

Prepara recetas tradicionales dos veces por semana, señala

Chef sirio lleva el sabor de su país a campo de refugiados en Grecia
 
Periódico La Jornada
Lunes 26 de diciembre de 2016, p. a15

Ritsóna, Grecia.

Cansado de la escasa calidad de los platos servidos en el campo griego de Ritsona, Talal Rankusi, ex chef en Damasco, puso su talento al servicio de sus compañeros refugiados sirios y kurdos, para recordarles la cocina de su país de origen.

La estadunidense Carolynn Rockafellow donó el dinero necesario para fundar el Café Rits, juego de palabras con el nombre de este campo de refugiados situado a una hora de camino al norte de Atenas. El Rits elabora cocina alternativa para ayudar a los organizadores del campo a mejorar la comida. Tras los fogones, Rankusi prepara recetas tradicionales de Oriente Medio: kibeh, ensalada fatush, maqluba o muhamara. Dos veces por semana hago platos que no tienen nada que ver con la comida poco cocida que nos sirven aquí, señaló el cocinero sexagenario, mientras vigilaba de reojo la olla en la que preparaba un caldo de cebollas. Como la mayoría de campos griegos, que son cuarteles en desuso, Ritsona recurre a los cocineros del ejército. Las comidas sólo cubren las necesidades básicas en cuanto a valor nutricional, reconoció un responsable del campo que prefierió guardar el anonimato. Cerca de 700 personas, la mitad de ellas niños, residen en Ritsona. Nos cuesta pedirles a los cocineros que cambien sus menús, por ejemplo que nos manden pan de pita en lugar de pan blanco, contó. A veces sobran 200 raciones porque nadie quiere comerlas, agregó.

El Café Rits, que intenta solucionar este problema, es una iniciativa para “ayudar tanto a los griegos –que se encargan de gestionar esta crisis– como a los refugiados”, explicó Rockafellow.

Esta ex empleada del banco Credit Suisse, originaria de Nueva York, viajó a Grecia hace un año para ayudar a los migrantes. Quería encontrar una forma de animar a los refugiados, de devolverles su cultura por medio de la comida, señaló esta madre de dos niños, que trabajó de chef voluntaria en Estados Unidos tras los huracanes Katrina y Sandy, en 2005 y 2012, respectivamente.