Temporada de desasosiego
Odebrecht soborna a mexicanos
Priístas, gasolinas, Trump
Dos semanas de descanso
o es apacible el descanso de temporada. El país entero se mueve conforme a las tradiciones de fin de año y de Año Nuevo, pero ese movimiento tiene menos soltura y confianza que en muchas décadas (¿nunca, así, desde algunos de los años revolucionarios?). El relativo letargo informativo de estas fechas no es tal ahora. Cada día ha aportado las suficientes noticias negativas para mantener presente el saldo oscuro, descompuesto, del año que termina y para calcular, con recelo fundado, lo que depara el entrante.
El lamentable estallido de Tultepec, en el estado de México, ha exhibido la corrupción gubernamental que permite operaciones peligrosas sin el control adecuado, pero también el oportunismo de políticos como el gobernador Eruviel Ávila, montado especialmente en la promoción personal, con cargo a la tragedia. Otra figura en escenas similares es el propio Enrique Peña Nieto, quien ha anunciado, casi con aires de promesa de campaña, que ayudará a que pronto esté reconstruido el mercado de especialidades pirotécnicas de Tultepec. No se habla de ajustar los términos operativos y vigilar que no haya más riesgos de explosiones, como las que de manera frecuente han sucedido, sino de ayudar a que se reconstituyan las causas que provocan las cíclicas tragedias.
Otro priísta distinguido, Humberto Moreira, remueve la política coahuilense en busca de una diputación local (fuero, aunque no sea de nivel federal), entre el rechazo abierto de su hermano Rubén, el actual gobernador, y el aparente veto del PRI nacional (es decir, de Peña Nieto a través de su vocero, Enrique Ochoa Reza), aunque el tricolor ha anunciado alianzas con seis membretes partidistas en aquella entidad, entre ellos el partido joven
, forjado especialmente para tratar de colar al congreso norteño al amenazante Humberto (si lo expulsan a él del PRI, este partido será el expulsado de Coahuila, así que no busquen al león
, ha dicho, según un audio que circula en Internet).
Ah, y pronto llegará a México el ex gobernador de Quintana Roo Mario Villanueva Madrid, luego de dieciséis años de encarcelamiento, cumplidos en México y en Estados Unidos. Deportado, viene para ser entregado a las autoridades mexicanas que podrán decidir si el resto de otra sentencia (ésta, nacional) lo cumple en una cárcel, tal vez la de Chetumal, o de manera domiciliaria, en un rancho familiar en el propio estado que gobernó. La petición de esa prisión domiciliaria será hecha al correligionario Peña Nieto. Priístas en acción, en el estado de México, en Coahuila, en Quintana Roo, en todo el país, decididos a perfilar el futuro.
Otras andanzas delictivas han sido develadas en Estados Unidos, en el curso de una larga investigación de los actos de corrupción que una importante compañía trasnacional con sede en Brasil, Odebrecht, ha realizado en algunos países latinoamericanos, entre los cuales obviamente está México. Hasta ahora sólo se habla de una entrega de alrededor de 10 millones y medio de dólares a funcionarios mexicanos cuyas identidades no se han dado a conocer. Lo único cierto es que el periodo en el cual fueron entregados esos sobornos corresponde a los tramos final del calderonismo e inicial del peñismo. Es decir, de 2010 a 2014. Según la confesión de los directivos de Odebrecht ante autoridades estadunidenses, esos pagos corruptos generaron a la empresa ganancias por unos 39 millones de dólares.
en un ambiente de paz y sin ruptura institucional, y tiene una Presidencia democrática
que trabaja para todos y respeta las libertades, señaló el presidente Enrique Peña Nieto durante la ceremonia del aniversario 201 del fusilamiento de José María Morelos y Pavón, mientras el gobernador Eruviel Ávila Villegas ofreció respaldar los esfuerzos del gobierno federal en 2017
contra la pobreza y la delincuenciaFoto José Antonio López
Se estaría en presencia de una proporción de casi uno a cuatro en cuanto a ganancias para los partícipes en esas maniobras: uno para los funcionarios mexicanos corruptos y cuatro para los empresarios corruptores. O, dicho de otra manera, casi 25 por ciento de comisión para los políticos mexicanos, sobre las ganancias estimadas de la firma en cuestión. En el batidillo aún anónimo aparece el estado de Veracruz, criminalmente desgobernado, hasta hace poco, por el voraz Javier Duarte de Ochoa. Puras buenas noticias para México.
Otra causa de desasosiego nacional es el asunto de las gasolinas, desde ahora con una sugerente escasez de una de las dos mezclas tradicionales. En algunos puntos del país se han registrado largas formaciones de vehículos y de personas para conseguir ese combustible, como si fueran ejercicios de acondicionamiento social, previos a la detonación, con el primer día del año, de una liberación
de precios que significará aumentos entre 15 y 20 por ciento respecto a su cotización actual al público. Hasta la economista televisiva de nuevo cuño, Andrea Legarreta, puede avizorar que ese gasolinazo desatará una inflación generalizada y descomposturas del cuadro económico nacional de las que ya se ha desmarcado Agustín Carstens Carstens, cuyo cuerpo aún despacha en el Banco de México, pero su mente y espíritu ya están en Suiza, en otros menesteres menos ruinosos.
Y, desde luego, el cuadro nacional de la desesperanza tiene en el nicho principal a Donald Trump, el desbocado y descocado presidente electo de Estados Unidos, quien pretende aumentar su arsenal nuclear y guerrea, hasta ahora declarativamente, contra intereses comerciales de varios países, entre ellos México. Aun cuando su oratoria antimexicana ha ido bajando de decibeles (ya ha dicho que el muro que pretende construir también tendrá puertas
, para el ingreso de trabajadores legalmente contratados), Trump mantiene en vilo a la nación mexicana pues, de cumplir su amenaza de deportar a millones de mexicanos que allá laboran sin documentación regular, ello significaría para México una carga económica y social que en las condiciones actuales resultaría inmanejable.
Por lo pronto, el autor de estas líneas se tomará un par de semanas para recargar baterías, deseando a quienes le siguen en esta columna, en Twitter, Facebook y Periscope, que tengan unos días de paz y tranquilidad y que nos volvamos a encontrar aquí el próximo nueve de enero. A todos los miembros de esta comunidad, que comparte información, análisis y esperanzas, gracias por un año más de caminar juntos y, por encima de todo, ¡feliz Navidad y un buen Año Nuevo!
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