Jueves 15 de diciembre de 2016, p. 9
Tu voz sonaba ausente aquella noche
sin lágrimas llorabas por la luna,
por la muerte de todos, por el sol,
por el cielo sin límites visibles.
Dijiste que algún día volverías
para mostrarme la verdad a medias,
la aceptación a medias de tus penas
y el dolor que ocultaba tu sonrisa.
Yo escuchaba tu voz –tu voz extraña–
tu voz como quien habla tras la puerta,
como quien se despide y no se va...
Más tarde quise hacerte una pregunta,
pero me silenciaste con un gesto,
y yo empecé a sentir que despertaba.
Betsy Pecanins y Alberto Blanco