Casi 50 por ciento de los jóvenes infractores obtuvieron su libertad con el nuevo sistema penal acusatorio, que ahora sólo considera el internamiento para delitos graves, como homicidio, violación, secuestro y robo con violencia.

Así, la población de las Comunidades de Tratamiento para Adolescentes pasó de 280 a 147 jóvenes en internamiento. De ese total, 10 son mujeres. Además hay 315 jóvenes en supervisión externa, explicó en entrevista Elisa Lavore Fanjul, directora general de tratamiento para adolescentes de la Subsecretaría del Sistema Penitenciario.

La funcionaria advirtió que el complejo problema de estos jóvenes requiere de especialistas de tiempo completo, pero en la actualidad no se cuenta con recursos para la operación básica de las comunidades, como reparaciones o la compra de pruebas de metabolitos para el tratamiento de adicciones, cuando alrededor de 80 por ciento padece esa condición.

Desde muy temprana edad sufrieron abandono, violencia, dejaron la escuela, consumen sustancias y solventes que en particular son muy dañinos. Estos factores sí repercuten en su desarrollo cognitivo y socioemocional. Siquiátricamente hablando, tenemos un porcentaje muy alto que presenta trastorno disocial, lo que requiere de un manejo particular.

De acuerdo con las estadísticas de esta dirección, los delitos por los que los jóvenes llegan a estas comunidades y se quedan internados son: robo (63 casos), homicidio (59), privación de la libertad (10) y delitos contra la salud (ocho)

La mayoría tiene 17 años (29 por ciento), le siguen los de 16 (19 por ciento) y los de 18 (15 por ciento.) También hay un caso de un menor de 14 años. La mayoría cuenta con medidas de internamiento de seis meses a un año, 35 por ciento; de uno a dos años, 18 por ciento, y de dos a tres años, 17 por ciento.

La atención de cada joven en conflicto con la ley cuesta un promedio de 80 mil pesos anuales, con la convicción de las autoridades del Gobierno de la Ciudad de México de una nueva oportunidad para reinsertar a estos jóvenes, aseguró Lavore Fanjul.

Esta es una edad en la que se pueden generar cambios. Hay adolescentes que estando en San Fernando se encarreraron con la carpintería y buscaron montar su propio taller. Hay uno que jugaba frontón en las comunidades y fue invitado a un torneo internacional en Francia, y otro que ingresó a la vocacional, pero es un reto difícil una vez que egresan, contó.