En América Latina, 17 por ciento de los jóvenes se encuentran desempleados. Uno de cada tres vive en pobreza y uno de cada 10 en pobreza extrema. Debido a su falta de preparación, seis de 10 se ven obligados a aceptar empleos en la economía informal o sectores de baja productividad, lo que suele implicar malas condiciones de trabajo, bajos salarios y desprotección de sus derechos laborales.

Esto fue señalado ayer durante la inauguración del encuentro internacional Políticas de juventud y desigualdades en América Latina, que organizaron agencias de la Organización de Naciones Unidas (ONU), en colaboración con los gobiernos federal y de la Ciudad de México.

Lenni Montiel, subsecretario del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU, puntualizó que la desigualdad en la región pone en entredicho la estabilidad social. Muestra del problema es que 17 por ciento de los jóvenes se encuentran desempleados y que esta cifra es tres veces más elevada que la de los adultos. Sumado a ello, casi la cuarta parte de los primeros no estudian ni trabajan.

Arie Hockman, representante en México del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), recordó que en Latinoamérica hay países cuya ventana demográfica de oportunidades se cerrará en más de 20 años, mientras otros ya la están cerrando y algunos más se encuentran en situación intermedia, como México. Esto obliga a definir estrategias diferenciadas para aprovechar el bono demográfico.

Luego de señalar que la pobreza sigue afectando a la juventud, aseveró que la falta de educación dificulta el ingreso de esta población al mercado de trabajo y la deja en situación precaria.

A esto se agrega que 20 por ciento de los nacidos vivos son de madres adolescentes. Las consecuencias son retraso laboral y empleos de menor calidad.

En la reunión, inaugurada por Rosario Robles, secretaria de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, la subsecretaria para América Latina de la Secretaría de Relaciones Exteriores, Socorro Flores Liera, recordó que 64 por ciento de los jóvenes en esta parte del mundo viven en hogares pobres y vulnerables.

Por último, consideró paradójico que haya estas cifras cuando se tiene una población juvenil más educada. De hecho, 70 por ciento de los muchachos que han llegado a la universidad han sido los primeros en tener acceso a ese nivel educativo en sus familias.