La victoria ante el Puebla deja eliminado al Monterrey en la última jornada del torneo
Pablo Barrera hizo un doblete
Controvertido penal contra los Camoteros, que sufrieron una expulsión
Hace un año los auriazules perdieron la final frente a los regiomontanos
Lunes 21 de noviembre de 2016, p. 2
Puebla, Pue.
Pumas se jugó la última carta y ganó. Ante un Puebla que se crece en su cancha, los universitarios le asestaron un contundente 3 a 0 que les dio el último boleto para la liguilla, en un lance que eliminó de paso al Monterrey.
Con un doblete de Pablo Barrera, al minuto 53 (penal) y al 80, y Matías Britos al 63, los Pumas llegaron a 27 puntos en un duelo en el que estaban obligados a ganar para colocarse en la siguiente fase. Lo consiguieron en la última jornada del torneo regular, donde terminaron en la sexta posición. El rival de los auriazules será el peligroso Tigres, que los derrotó hace un año en la final.
El Puebla, que terminó con 20 unidades en el sitio 12, fue un equipo decidido a buscar la victoria, que no regaló ni un tramo de su territorio. Desde el inicio apostó al orden en las líneas, con jugadores bien concentrados en su posición, pero sin dejar de empujar al frente.
A Pumas le acicateaba la presión de ganar a cualquier precio, lo que se reflejó en impaciencia por pisar el área de los Camoteros y en la precipitada resolución de las jugadas.
Los visitantes se volcaron en la búsqueda de abrir el marcador. Casi lo logran en el minuto 8, cuando en una escapada por la izquierda Jesús Gallardo envió un centro que Matías Britos no alcanzó a rematar con precisión y se le fue casi en la línea de gol.
El Puebla no fue un equipo pasivo y poco después respondió por intermedio de Francisco Torres, en un disparo que se fue desviado por muy poco.
Empezó entonces el duelo de tiros de esquina, pues en varias ocasiones el marcador estuvo a punto de abrirse por esta vía. Gerardo Alcoba tuvo intentos sucesivos que pasaron cerca, uno incluso en un lance de palomita que le bloqueó la zaga.
Los del equipo de la franja también pusieron a temblar al arquero Alejandro Palacios, cuando, en un asedio voraz, Jerónimo Amione remató una y de inmediato otro de cabeza de Pablo Miguez estremecieron el arco de Pikolín.
A punto de terminar la primera parte Alcoba volvió a rematar en un tiro de esquina, pero su testarazo fue desviado por su compañero Darío Verón, quien mandó la pelota por encima y provocó algunos reclamos del defensa uruguayo.
Cuando estaba por finalizar el primer tiempo, Fidel Martínez quiso sorprender a los Camoteros y casi lo consigue. Mientras se escapaba, Patricio Araujo vio cómo se iba solo para entrar al área, así que, anticipándose, eligió taclear al auriazul y lo detuvo, pero a costa de una tarjeta roja.
Así se fueron al intermedio. Al volver, los universitarios estaban volcados sobre la portería de Cristian Campestrini, quien apenas regresaba al arco ya estaba salvando su meta.
Al minuto 51, Damián Schmidt tocó el hombro de Fidel Martínez, quien apenas sintió el contacto se desmadejó con suficiente dramatismo para convencer al árbitro Miguel Ángel Flores de que era penal. La falta la cobró Pablo Barrera con tal suficiencia que Campestrini no pudo hacer nada para evitarlo.
Más tarde, con un gol en contra y un hombre menos, el Puebla ya no parecía tan vigoroso como en la primera parte. Barrera envió un centro al área, que le quedó inmejorable a Britos, quien sólo tuvo que empujar el 2-0.
El autor del gol se fue poco después para dejar su lugar a Eduardo Herrera. El cambio pareció sorprender al uruguayo, quien salió de la cancha con el semblante muy serio.
Diezmado el Puebla, los huecos quedaron dispuestos para que Pumas se escabullera por cualquier resquicio. Al minuto 80, el recién ingresado Saúl Berjón punteó el balón a Pablo Barrera casi en media cancha, desde donde emprendió una carrera desquiciada, perseguido por Carlos Gutiérrez. Campestrini salió a achicar al universitario, quien al sentir la presión despachó la pelota para conseguir el 3-0.
Hubo algunos amagos de nuevas anotaciones, pero faltó precisión para hacer todavía más abultado el marcador. Al final, el Puebla dejó de luchar por algo que estaba perdido de manera irremediable y que además no le reportaría ningún beneficio. Pumas se notaba eufórico por la clasificación lograda en el último partido.