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¡Este puño sí se oye!
E

n 1927, el cineasta mexicano Gabriel García Moreno filmó en Orizaba su tercer y último largometraje, titulado El puño de hierro, estrenado en esa ciudad en mayo. Después de pasar por las peripecias usuales de tantos y tantos hitos de nuestra memoria histórica y cultural, el filme fue preservado gracias a los esfuerzos de Aurelio de los Reyes.

En 2001, un equipo de la Filmoteca de la Universidad Nacional Autónoma de México llevó a cabo la restauración fotoquímica de la película, y en 2015 se realizó una muy completa restauración digital con el apoyo de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas y la colaboración técnica del estudio Fixafilm de Polonia.

El argumento de El puño de hierro, extraño y atractivo a partes iguales, contiene una peculiar combinación de elementos entre los que sobresalen una banda de asaltantes, unos narcos primitivos con sus respectivos adictos, y un niño detective. La mezcla de estos y otros temas da como resultado un filme en buena medida ambiguo, de constantes oscilaciones genéricas, que de un momento a otro salta entre el drama y la comedia.

Hace unos días, la Filmoteca y la Academia ofrecieron en la sala Covarrubias, espacio tradicionalmente dedicado a la danza, una estupenda proyección de El puño de hierro, musicalizada en vivo por el Ensamble Cine Mudo que dirige, desde el piano, José María Serralde, con Omar Álvarez en el violín y Roberto Zerquera en las percusiones.

De manera general, hay que señalar que Serralde, quien tiene larga experiencia en el trabajo con las tangentes entre música y cine, ha optado venturosamente por armar un soundtrack que tiene como su sello principal la modernidad, y que no ha caído en la tentación de hacer un pasticcio de músicas de época que de poco le hubieran servido, hoy, a El puño de hierro.

Sin embargo, en el trayecto de los distintos episodios sonoros ligados a las diversas secuencias de la película, Serralde y sus colaboradores realizan referencias puntuales (a veces sutiles, a veces evidentes) a formas, géneros y expresiones de antaño, sin perder nunca su ancla en una línea de conducta cabalmente actualizada; si bien la mayoría de estas referencias son de índole general, algunas de ellas son fugaces citas específicas de músicas conocidas. Entre los numerosos méritos de este ejercicio de musicalización en vivo de El puño de hierro cabría destacar un vaivén genérico y estilístico que es reflejo certero de la ambigüedad arriba señalada.

De interés particular, el hecho de que, sin interrumpir nunca el flujo de la música, los miembros del Ensamble Cine Mudo se dieron tiempo y maña para salpicar el filme de García Moreno con una sutil y bien urdida pista de efectos sonoros, en los cuales, como en la música misma, fue posible percibir una saludable dosis de ironía y sarcasmo, muy adecuada como comentario al margen sobre los acontecimientos narrados por el director. En el interesante programa informativo que se imprimió con motivo de esta proyección musicalizada de El puño de hierro, el propio Serralde afirma que su intención es perseguir en cada función cierta forma de estridencia, ojalá, tan irrespetuosa como esta estupenda joya del cine mexicano. ¿Estridencia, estridentismo? Conceptos clave, sin duda, para comprender este muy bien logrado ejercicio de musicalización fílmica.

Finalizada esta muy atractiva función de cine silente mexicano musicalizado en vivo me detuve por un momento a pensar si, dado el éxito de este proyecto, y a la luz de éxitos análogos obtenidos en la Cineteca Nacional con exhibiciones parecidas, sería viable trasladar este tipo de proyecciones musicales a las salas de exhibición del duopolio dominante en la materia. Pero de inmediato pensé que a esas salas no van cinéfilos, sino transeúntes ociosos que se meten al cine más cercano a deglutir nachos y hot dogs mientras ven cualquier cosa, particularmente las infra-comedias protagonizadas por imbéciles como Adam Sandler, Ben Stiller y Rob Schneider o la entrega número 17 de la impresentable franquicia Rápidos y furiosos. En ese contexto, ¿sería posible llenar una sala comercial, sólo una, con la proyección de El puño de hierro musicalizada en vivo? Lo dudo.