Viernes 18 de noviembre de 2016, p. 2
México sigue inmerso en una cultura religiosa que evita dar el paso evolutivo hacia una cultura compatible con la ciencia, aseveró Marcelino Cereijido Mattioli, investigador emérito del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional.
Enfatizó que mientras países desarrollados se apoyan en la ciencia para resolver sus problemas, los que están en desarrollo primero tratan de solucionarlos y después dar apoyo al conocimiento científico.
Debería estar prohibido hacer que un niñito de cinco años se arrodille y se golpee el pecho hasta que reconozca que por su culpa ha condenado a toda la humanidad. A eso se le llama intoxicación.
Más ciencia, más conciencia
Al participar en la mesa redonda Más ciencia, más conciencia, que se realizó el martes en el Museo de las Ciencias Universum de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), dio algunos ejemplos de las diferencias entre la prioridad que se da al conocimiento científico en países desarrollados y cómo en los que no lo son, como México, se anteponen valores e ideas religiosas, incluso difundidas por medios de comunicación y gobernantes.
Cuando Japón sufrió severos daños por el impacto de fenómenos naturales, se dio la noticia de que ese país decidió aumentar el presupuesto para ciencia. En cambio, tengo el honor de pertenecer al Consejo Consultivo de Ciencias de la Presidencia de la República, y en 18 años que llevo ahí no me han preguntado un pito.
José Franco, coordinador del Foro Consultivo Científico y Tecnológico y titular de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la UNAM, quien moderó la mesa, aseveró que gracias al desarrollo científico sabemos dónde estamos.
La coordinadora del Seminario Universitario de Investigación del Patrimonio Cultural de la UNAM, Mari Carmen Serra Puche, dijo que hay que hacer un esfuerzo para fortalecer la identidad del mexicano con el fin de que se pueda revivir la conciencia social, la cual se ha perdido en gran medida.