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Ver día anteriorDomingo 13 de noviembre de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Trump, el candidato del miedo
H

e sido personalmente candidato en Nevada en 26 elecciones y nunca he visto nada parecido a la reacción que provoca la elección del pasado martes. La elección de Donald Trump envalentonó a las fuerzas del odio y la intolerancia en Estados Unidos.

Los nacionalistas blancos, Vladimir Putin y el Estado Islámico (Isis) están celebrando la victoria de Trump, mientras el miedo sumerge a ciudadanos inocentes y respetuosos de la ley, especialmente afroamericanos, latinoamericanos, americanos musulmanes, americanos LGBT y americanos de origen asiático. Al ver nacionalistas blancos festejando mientras ciudadanos inocentes derraman lágrimas de miedo, uno no se siente en Estados Unidos.

En las pasadas 48 horas escuché más relatos de estadunidenses que le tienen miedo a su gobierno y a sus compatriotas que en cinco décadas de vida política. Latinoamericanos que temen que sus familias sean dispersadas, afroamericanos hostigados en la calle, americanas musulmanes temerosas de llevar un pañuelo en la cabeza, parejas gays y lesbianas insultadas a gritos y con miedo a caminar de la mano por las calles. Niños americanos que se despiertan llorando a mitad de la noche, con el terror de que Trump les va a quitar a sus padres. Muchachas que no pueden entender por qué ha sido electo presidente un hombre que se jacta de agredir sexualmente a las mujeres.

Tengo una familia grande. Tengo una hija y 12 nietas. Recibí de ellas mensajes, emails y llamadas telefónicas llenas de miedo: miedo por ellas mismas, miedo por sus amigos latinos y afroamericanos, por sus amigos musulmanes y judíos, por sus amigos LGBT, por sus amigos asiáticos. Sentí sus lágrimas y sentí su miedo.

Tenemos que encontrar, co-mo nación, la forma de seguir adelante sin sepultar en las sombras a los que Trump amenazó. Su miedo es completamente racional, porque Donald Trump habló sin tapujos de hacerles cosas terribles. Cada una de las notas informativas que ya se están dedicando obsesivamente a los preparativos del traspaso de poder agrava ese miedo, al normalizar a un hombre que amenazó con separar familias de tajo, presumió de asaltar sexualmente a las mujeres y alentó masas de miles de personas a intimidar reporteros y agredir afroamericanos. Ese miedo es legítimo y debemos negarnos a dejarlo desaparecer entre la espuma mediática.

Si queremos que ahora sanen las heridas, primero hay que dejar claro a quien le toca la responsabilidad de sanarlas: a Donald Trump, un predador sexual que perdió en el voto popular y nutrió su campaña con intolerancia y odio. Haber ganado el Colegio Electoral no absuelve a Trump de los graves pecados que cometió contra millones de estadunidenses. Donald Trump quizá no tenga capacidad para apaciguar estos miedos, pero intentarlo es su deber hacia esta nación.

Si Trump quiere revertir la marea de odio que desató, tiene por delante una tarea colosal y debe empezar ahora mismo.

*Harry Reid es un político estadounidense, miembro del Partido Demócrata, senador de Nevada desde 1987 y líder del Partido Demócrata en el Senado desde 2005.

http://www.reid.senate.gov
/press_releases/2016-11-11-
reid-statement-on-the-election-
of-donald-trump#.WCZmvumsZm-