stoy de visita en México por invitación de la Comisión sobre Asuntos Indígenas de la Cámara de Diputados, donde ayer hablé respecto de las oportunidades y retos para México en cuanto a la incorporación de los estándares internacionales sobre consulta, consentimiento y derechos de los pueblos indígenas. Además, hoy participo en el coloquio La consulta libre, previa e informada: estándares y experiencias internacionales y regionales
, organizado por la oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Universidad del Claustro de Sor Juana.
Sin embargo, quise llegar un día antes al país para visitar a Rodolfo Stavenhagen. Sabía que estaba enfermo, y por eso le pedí verlo. Desafortunadamente, cuando aterricé en el aeropuerto de la Ciudad de México me informaron que, tristemente, ese día había fallecido. Quiero expresar mis más profundas condolencias y pésame a su esposa Elia, a sus hijos, a toda su familia y a sus seres queridos.
Como es bien sabido, el profesor Rodolfo Stavenhagen fue el primer relator especial sobre los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales de los Pueblos Indígenas –tal como en aquel momento se llamaba el mandato–. Rodolfo fue una persona que influyó mucho en mi vida y en mi trabajo como defensora de los derechos humanos y de los derechos de los pueblos indígenas. Hace ya tiempo leí uno de sus primeros libros sobre pueblos indígenas y minorías, y desde entonces busqué y seguí sus escritos e informes.
Rodolfo fue una de las mejores y más dignas personas que conocí. Su compromiso con la lucha por los derechos de los pueblos indígenas fue inquebrantable. Sus textos sobre las garantías de éstos figuran, sin duda, entre los mejores, y constituyen un legado permanente para quienes trabajamos y luchamos por los derechos de los pueblos indígenas en el mundo.
Cuando asumió su cargo de relator especial hablamos sobre cómo podríamos llevarlo a Filipinas. Esto funcionó y así Filipinas fue el segundo país que visitó después de su nombramiento, en 2001. Cuando fue, me impresionó profundamente: siempre tan paciente y sereno, incluso durante el largo y duro viaje de ida y vuelta que hicimos de Baguio a Mankayan. Su informe de Filipinas estableció el punto de referencia sobre la situación de los pueblos indígenas en mi país.
Tuve varias oportunidades de estar con él durante la redacción y negociaciones de la Declaración de Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. Además, estuvo con nosotros cuando la declaración fue adoptada, el 13 de septiembre de 2007, en la Asamblea General de la ONU en Nueva York.
Descansa en paz mi mentor y amigo Rodolfo. Hiciste grandes aportaciones a la lucha por los derechos de los pueblos indígenas del mundo, y como mujer indígena te lo agradezco profundamente. Como primer relator especial sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas estableciste un altísimo estándar para el mandato. Espero poder satisfacer al menos la mitad del que marcaste. Estarás en mis recuerdos y oraciones, y todo lo que aprendí de ti me guiará en mi vida y mi trabajo.
* Relatora especial de la ONU sobre los derechosde los pueblos indígenas y líder indígena del pueblokankanaey igorot de la región Cordillera, en Filipinas