Pronunciamiento del Centro Tlachinollan
Domingo 16 de octubre de 2016, p. 10
Tras el asesinato de dos normalistas de Ayotzinapa a principios de este mes, el Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan aseguró que la impunidad y el clima de violencia generalizada que imperan en Guerrero han cobrado muchas vidas de jóvenes mayoritariamente pobres
.
Las estadísticas nos han colocado en el primer lugar de muertes con violencia, teniendo a la cabeza cinco de las 50 ciudades más violentas del país. En esta vorágine criminal, el mayor peligro lo corren los estudiantes y los familiares de las víctimas de desapariciones, quienes constantemente tienen que movilizarse y encarar a las autoridades para exigir justicia y verdad
, afirmó.
En un pronunciamiento titulado Permiso para matar, la agrupación de derechos humanos señaló que las autoridades, al calificar a los normalistas asesinados Jonathan Morales y Filemón Tacuba de irreflexivos y broncos
, asumieron una apreciación banal, grotesta y sumamente preocupante y peligrosa
.
Expresó que el caso apunta para fabricar
la historia de que delincuentes alcoholizados se subieron a un transporte público, amagaron a las personas para asaltarlas y que mataron a quienes opusieron resistencia
.
Tlachinollan expresó que la actuación de la fiscalía de Guerrero preocupa mucho a los familiares de los estudiantes asesinados, a la misma comunidad estudiantil de la Normal (Rural Raúl Isidro Burgos), al movimiento social y a sus representantes legales, porque no se vislumbran posibilidades de que tomen en serio otras líneas de investigación, por ejemplo, el contexto de criminalización que enfrentan los estudiantes de Ayotzinapa
.
Resaltó que para nadie es desconocida la aversión que existe (contra ellos) de actores gubernamentales, sobre todo de las fuerzas de seguridad y de la misma fiscalía, porque asumen una postura crítica y de acciones directas
.
Tampoco, añadió, “podemos ignorar la campaña de desprestigio que el gobierno y sus medios incondicionales despliegan cuando los jóvenes interpelan a las autoridades y cuando se movilizan para exigir la presentación con vida de sus compañeros.
“Los han catalogado de vándalos y en los mismos expedientes penales los han ligado con grupos de la delincuencia organizada, filtrando información a los medios para criminalizarlos. Les han endilgado el mote de ayotzinapos para estigmatizarlos socialmente y verlos como estudiantes pobres, resentidos y violentos”, afirmó.
Esta postura pública contra ellos tiene la intención perversa de las autoridades de generar una campaña de odio, por considerar que son los causantes del caos y la violencia. Alientan la animadversión hacia todo lo que hacen y envían señales funestas a los grupos que delinquen y que están coludidos con personajes turbios dentro del gobierno, para ponerlos en la mirilla de sus acciones violentas
, subrayó.