más antinmigrante
ay momentos en la vida que te hacen pensar en cómo llegaste hasta ahí. Yo nunca me imaginé que algún día iba a ser parte de una lucha histórica para sacar al alguacil más abusivo, arrogante y sin escrúpulos de Estados Unidos, Joe Arpaio, en Arizona. Hace unas semanas, cuando estaba tocando puertas en un vecindario de Phoenix, se me vino a la mente la razón por la cual mis hijos y yo vinimos a Estados Unidos, que fue para visitar Disneylandia.
Pero la primera semana de vacaciones nuestras vidas dieron una vuelta de ciento ochenta grados. Tuve que tomar una de las decisiones más importantes de la vida de mis tres hijos y mía: quedarme o regresar a México. Dejé todo lo que teníamos en México, como nuestra casa y mi salón de belleza, y decidí quedarme con mis hijos para que ellos tuvieran un mejor futuro.
Esas vacaciones se convirtieron en una estancia de tiempo indefinido, la cual ha estado llena de luchas contra la discriminación, abusos y terror. Quince años después de venirme de México me encuentro liderando un grupo con la campaña Bazta Arpaio, para sacar al alguacil y defender nuestras familias mexicanas en Gringolandia.
Pero esta campaña no es algo nuevo, pues mi lucha empezó seis años atrás, cuando mi familia fue amenazada con la ley SB 1070, una de las legislaciones más antinmigrantes de Estados Unidos. El año 2010 estuvo lleno de tanto dolor, que consideré regresarme a México; estuve en depresión y mis hijos me decían que ellos iban a apoyarme en cualquier decisión que yo tomara. Después de pensar mucho, comprendí que al irme ya no iba poder hacer nada, y al contrario, al quedarme aquí podría ser de gran ayuda a mi madre, que ahora se había quedado sola.
Todo fue muy difícil, pero como cabeza de una familia, ahora no sólo tenía que preocuparme por proveer para mi madre y mis hijos, sino que debía proteger a mis hijos para que no fuéramos separados a causa del alguacil Arpaio y la ley SB 1070. Aunque había mucho miedo en todos, yo no me di por vencida, seguía echándole ganas y cada día, como toda madre, me esforcé por darles lo necesario a mis hijos, y me involucré para aprender mis derechos y cómo proteger a mis hijos con una organización comunitaria. Y algo que tuve siempre muy presente y que inculqué a mis hijos es que siempre llevemos nuestra frente en alto y con orgullo de ser mexicanos.
Ahora, a unos meses de las elecciones presidenciales históricas de Estados Unidos, donde 27.3 millones de latinos son elegibles para votar, de los cuales dos tercios son de origen mexicano, estoy lista para hacer mi parte como madre indocumentada en Gringolandia. Es por eso que en estos momentos me he unido a la campaña Bazta Arpaio en el condado de Maricopa, Arizona. Mi lucha es día a día caminando y tocando las puertas de aquellos que pueden votar, para asegurarme de que voten contra el odio y juntos saquemos al alguacil Arpaio.
Durante sus 24 años de reinado de terror, Arpaio malgastó dinero que podríamos haber usado en la educación de nuestros hijos. Además, él ha aterrorizado a nuestra comunidad con sus políticos racistas y ha encarcelado a madres, padres, abuelos y seres queridos que sólo tratan de proveer para su familia. No tengo el privilegio de votar, pero tengo el poder de unirme a campañas, ser voluntaria, informar a la gente; estoy dejando una huella para un mejor Arizona para mi familia y toda mi comunidad.
Nuestras familias inmigrantes aquí en Estados Unidos somos guerreras y estamos más fuertes que nunca. Juntos vamos a defender nuestra cultura y herencia mexicana. En dos meses, Phoenix, la ciudad donde decidí que mi familia y yo empezaríamos una nueva vida, va a estar muy diferente. Pues este 8 de noviembre sacaremos al alguacil Arpaio de la oficina y pararemos el virus de odio, racismo e ignorancia de Donald Trump.
*Madre mexicana indocumentada y organizadora de la campaña Bazta Arpaio en Phoenix, Arizona.