En ocho años, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) ha destinado 50 mil millones de pesos a impulsar una mayor participación de la iniciativa privada en ciencia, tecnología e innovación. Sin embargo, la cooperación del capital empresarial en el sector sigue siendo muy baja en comparación con otros países.

De acuerdo con datos del Foro Consultivo Científico y Tecnológico, del total de los recursos federales para estos sectores, únicamente 25 por ciento proceden de capital privado.

El proyecto presupuestal para 2017 plantea un nuevo programa para estimular la participación empresarial, además de que mantendrá el Programa de Estímulos Fiscales –apoyos a partir de la deducción de impuestos–, el cual se echó a andar en 2008 y que en diversas ocasiones ha sido duramente criticado por académicos e investigadores porque argumentan que varios años sólo benefició a trasnacionales que no apostaron por el desarrollo científico en México.

Compromiso sexenal

El director general del Conacyt, Enrique Cabrero, aseveró que al principio del gobierno de Enrique Peña Nieto se dio el compromiso de que al final del sexenio se alcanzaría uno por ciento de inversión del producto interno bruto (PIB). Se planteó que si el gobierno federal duplicaba su inversión y el sector privado lo triplicaba se cumpliría la meta.

Sin embargo, pese a que en los primeros tres años de la actual administración hubo importantes incrementos de recursos, para 2017 se espera un recorte de 23.3 por ciento de lo ejercido en 2016, y no se podrá alcanzar la meta por la escasa participación del empresariado.

Para motivar una mayor colaboración de capital particular, en 2017 se contará con los programas de estímulos fiscales, y el de incentivos a la innovación –que se echará a andar a partir del próximo año– en el que se darán apoyos directos para proyectos científicos en las empresas.

La actual inversión en ciencia, tecnología e innovación (hasta 2016) es de 0.54 por ciento del PIB; en este porcentaje el sector privado aporta entre 25 y 30 por ciento y el público entre 70 y 75.

La nueva propuesta, resaltó, estará enfocada a sectores específicos. Tendrá una mecánica particular porque no es una deducción fiscal por una inversión que se haga en laboratorios y equipamiento, sino para apoyar proyectos que se presentarán a un comité que evaluará su importancia, el monto y otros factores. También dará una preautorización a las empresas para que hagan la inversión, y si ésta se realiza de forma correcta en los términos acordados, podrán tener un crédito fiscal para usar el mismo año del desembolso, y si no en otro momento dentro de una década.

Es un programa que se diseñó con las mejores prácticas internacionales y que debe dejar tranquilo a todo mundo porque su aplicación es muy rigurosa; difícilmente proyectos simulados podrán entrar. Todo lo contrario, habrá una permanente observación y análisis de proyectos, enfatizó Cabrero.

Detalló que los incentivos fiscales son para inversiones. La nueva propuesta es para una inversión permanente para empresas que estarían decidiendo crear un laboratorio importante de desarrollo tecnológico e innovación y contratar personal altamente calificado, lo cual es una garantía, ya que una vez que hizo el desembolso se va ir transformando a gran velocidad en una compañía innovadora. La diferencia es que los incentivos fiscales están dirigidos a inversión y equipamiento de las empresas, y los estímulos a la innovación son para la realización de proyectos.