Ayer abrió Constelaciones de lo imposible
Refleja uno de los momentos más altos de la abstracción en México
, dice el director del recinto
Domingo 25 de septiembre de 2016, p. 5
Un cosmos de ocres colores y ricas texturas; belleza que somete a los sentidos hasta casi anularlos; una abstracción creciente y expansiva. Eso es lo que el público podrá disfrutar en Constelaciones de lo imposible, exposición de la pintora mexicana Irma Grizá, que se inauguró ayer en el Museo de la Ciudad de México.
Mis pinturas nacen del interior
, afirmó la artista con más de 60 años de labor. Una obra espontánea, dictada por el color y la forma, que no parte de bocetos, sino de la libertad.
Para la artista plástica, si la pintura no dice nada, no sirve
, pues asegura que las obras se explican solas.
La pintura de Grizá es natural y visceral. Pongo el color, la mancha, y de ahí sigo y sigo hasta que logro el cuadro. Siempre sé cuándo empieza y cuándo termina una pintura, siempre lo he sabido
, explicó la artista que lleva más de 50 años dedicada al arte abstracto.
Corriente la anterior que caracteriza la serie de 48 pinturas al óleo en diferentes formatos, realizadas en los seis años pasados, las cuales integran la muestra que antes se exhibió en Toluca y Zacatecas. Las obras dan constancia de la experimentación de la creadora con la paleta del color, las texturas y los planos de composición en el espacio pictórico.
En la inauguración, el director del Museo de la Ciudad de México, José María Espinasa, expresó que la pintura de Grizá representa desde hace algunos años uno de los momentos más altos de la abstracción en México
.
En palabras de Espinasa, “en esta ciudad que alguna vez Alfonso Reyes y en su cauda Carlos Fuentes llamaron ‘la región más transparente’, ella pinta huellas del tiempo en un muro, herrumbre de la lluvia o surcos que la sequedad y el viento trazan sobre el aire mismo: atsmósferas y, claro, como ella las llama el día de hoy, constelaciones”.
Sobre la obra de Grizá, Luis Ignacio Sáinz, curador de la muestra, indicó que su ansia por comunicar sentido y sensación la impulsa a intentar una y otra vez los medios de creación y diálogo a su alcance: las telas, los papeles, las tablas. Soportes que engullen los pigmentos convirtiéndolos en núcleos interpretables, en ideas cálidas, en emociones comprensivas
.
Obras con libertad
Agregó que quizá los cuadros de la pintora carecen de intencionalidad precisa y contenido único, pero sí poseen algo más importante: libertad, que resulta en posibilidad de ánalisis, disfrute y atribución para su destino: el espectador.
Los cuadros manifiestan ritmo y un toque de alegría; en su muy simplificada paleta desafía el enunciado del fin de la pintura. Son resistencias al hiperintelectualismo pesimista que cree que todo pasado fue mejor.
Egresada de la Academia de San Carlos, donde estudió pintura y grabado, a seis décadas de haber iniciado su quehacer artístico, Irma Grizá reconoció que la paleta de colores en su obra se ha reducido de manera considerable. Blancos, azules y colores de la tierra predominan en las piezas que exhibe actualmente.
Con curaduría de Sáinz y coordinación curatorial de Brenda Luna Lobato, Constelaciones de lo imposible, de Irma Grizá, permanecerá abierta al público hasta el 15 de enero de 2017 en el Museo de la Ciudad de México (Pino Suárez 30, Centro Histórico).
(Con información de Alondra Flores)