Colecciones sobre el fraude de 2006 y los rostros de los 43 desfilan en el FITE, en Francia
Proyecto MX-HK, de Carmen Rión y Nadia Gómez, de México, y Kinor, Yishu Yan y Peng Qingxin, de Hong Kong
Las series se exhiben a partir de hoy en el Museo Bargoin
Martes 20 de septiembre de 2016, p. a10
Sobre figuras desdibujadas que forman imaginables multitudes alcanza a verse una frase: No al fraude
. Más allá, el fondo rojo hace resaltar los ojos profundos que miran hacia el fotógrafo anónimo que –sin saberlo– inmortalizó a uno de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa.
Pero no. No son mantas. No son algunas de las miles de imágenes abigarradas de consignas que vemos desfilar en cada marcha, en cada grito, en cada clamor por la justicia. Desfilan, sí, pero esta vez por las pasarelas de la moda: prendas convertidas en denuncia. Moda con causa.
Surgidas de la historia del país –un fraude electoral que provocó el cansancio de tantos y la oscura desaparición de un grupo de normalistas– las colecciones hablan hoy de México a quienes pueden apreciarlas en museos y galerías… por ahora, lejos de aquí.
El Festival Internacional de Textiles Extraordinarios (FITE) que se presenta en Clermont-Ferrand, en Francia, desde junio y hasta diciembre de 2016, es lo que su nombre indica: una búsqueda fuera de lo ordinario en el mundo textil y de la moda.
El tema de la edición de este año, Rebeldes, fue la oportunidad perfecta para Carmen Rión. Como diseñadora tenía mucho que contar.
En colaboración con Kinor Jiang, director del área de textiles del Politécnico de Hong Kong, a quien conoció en la anterior edición del FITE, en Manila, Filipinas, se decide el proyecto: las estudiantes de Kinor, Yishu Yan y Peng Qingxin trabajarían en el estampado de telas con el motivo de los 43
–surgido de una idea de la estudiante de moda Nadia Gómez– y el taller de Rión en México se encargaría del diseño de las prendas y su confección.
Así nace MX+HK con las series No al fraude y Bedazilu’du lii (palabra zapoteca que significa los recordamos
).
Pero detrás de este simple relato hay una carga de historia del país: una colección nacida de la exigencia de justicia de un artista contra el fraude electoral y la desaparición de los estudiantes de Iguala plasmados en un vestido que concursaba por un premio.
La otra desaparición
Nadia Gómez, quien estudiaba diseño de modas en el colegio de Arte y Moda, en Acámbaro, Guanajuato, decidió entrar al concurso Unimoda 2015 en Aguascalientes, cuyo tema era Lila Downs. Era momento de reflejar lo que emocionalmente había significado para ella y para el país el caso Ayotzinapa.
Sabía que la cantante oaxaqueña había clamado por justicia y quería que viera su vestido: una blusa verde con un mapa del país con esperanzadoras notas musicales, y en la falda, sobre un fondo azul, los rostros y nombres de los 43 desaparecidos. En lo más bajo, la leyenda zapoteca: “Bedazilu´du lii=Los recordamos”.
Nadia rescata unos apuntes de aquellos días en que decidió lo que quería mostrar: “Hoy es 12 de abril del 2015, llevo pintados 20 de los 43 normalistas desaparecidos, no puedo pensar en otra cosa más que desearía no estar pintando esto, desearía que esta falda estuviera vacía de rostros, no haber tenido que elegir este tema, y uso la palabra ‘tener’ porque considero que es mi obligación concientizar en mi medio de expresión estos sucesos. Quisiera que nadie los estuviera buscando, que estuvieran en sus casas, con sus padres. Ayotzinapa me cambió la vida. Basta ya de injusticias. Basta ya de no denunciar los hechos de violencia y opresión de los líderes y gobernantes del país hacia sus estudiantes”.
En mayo del año pasado el vestido estaba en la pasarela. Había pasado la primera selección. Dos jurados –uno de ellos Carmen Rión– aplaudieron emocionados. Pero a la hora de la pasarela final, el vestido había desaparecido.
Nadia intentó recogerlo de los vestidores, pero no estaba ahí. Rión preguntó por el vestido, pero le dijeron que no estaba en la final. La directora de la escuela guanajuatense recogió los modelos de los demás alumnos concursantes pero no, el de Nadia no estaba. Se había esfumado.
Irónico: la desaparición del vestido de los desaparecidos. Recuperada cuando el acto había terminado, la prenda no ganó concurso alguno, pero sí una invitación de Carmen Rión para que Nadia Gómez se uniera a su taller. Y en un día la decisión estaba tomada.
De las elecciones, al lienzo, a la tela
Era 2006. La efervescencia política había llevado a un grupo de artistas del grupo Arte en la Guerra-Contra la Guerra a manifestarse contra el fraude mediante lo que sabían hacer.
Cuando Carmen lo conoció, Guillermo Scully pintaba sobre el pavimento del parque México las siluetas en blanco y negro que portaban un doloroso No al fraude
con tonos de rojo sangre. Ahí se enamoraron.
Cuando ella inició su proyecto Arroparte, pidió a varios artistas –entre ellos a Scully– que colaboraran para una nueva colección. Una noche el pintor llegó con un cuadro de 3 por 1.4 metros y Carmen comprendió que esa obra de arte jamás podría ser cortada
.
Así iniciaron Scully+Rión: dibujos que se convertían en vestidos que –¿por qué no?– podrían volver a los muros para ser exhibidos.
En 2011, Scully murió y el mundo de Carmen se vino abajo, pero no se rindió. En India encontró a alguien que podía estampar el dibujo del pintor en tela de seda y algodón en lienzos de hasta tres metros. Y la colección se convirtió en un juego de palabras: Es cool y es Rión.
Es la única vez en mi vida que he trabajado con blanco, negro y un poco de gris; un reflejo de mi vida en esos días
, dice Carmen. Pero esas telas y esa ropa ayudaron a aliviar mi alma
.
Hoy la tela diseñada por Scully grita ¡No al fraude!
desde los vestidos que surgen en la pasarela o posan inmóviles en exhibiciones y museos.
Más allá de las fronteras
Por hoy están ahí, en el Museo Bargoin, el finalmente aparecido vestido de los 43, el cuadro que originalmente realizara Scully –que se transformó en metros y metros de tela antifraude– y tres looks de la colección a la que éste último dio origen: Es cool y es Rión.
Pero ahora la colaboración se extiende: las fronteras del taller se expanden y mientras en Hong Kong las diseñadoras idean nuevas formas de representación de los 43 en tela, en la Ciudad de México el diseño y la confección de las prendas mismas no tiene reposo. Carmen Rión y Nadia Gómez se afanan en el diseño y confección, auxiliadas en sus máquinas de coser por Érika Luis, Roberto Sánchez, Yuriko Noriega y la también diseñadora Gabriela Martínez.
Para completar el triángulo geográfico, desde Chiapas surgen las telas bordadas a mano y en telar por Josefa Gómez Pérez, Juana Cecilia Sánchez, Rosa del Carmen Sánchez, Juana Albertina López y Juliana Pérez.
Se puede trabajar a distancia. No sólo en kilómetros o millas, sino distancia incluso en el lenguaje. Distancia en los tiempos laborales
, por la diferencia horaria. Todos los martes en la noche, mediante un intercambio de whatsapp en un inglés florido aderezado con el corrector que se niega a dejar las cosas en claro, se toman decisiones.
Correos electrónicos van y vienen y, ya puestos de acuerdo, HK se encarga de la producción de muestras en Guangzhou, mientras MX desarrolla diseños que habrán de complementarse con los Es cool y es Rión que abandonan los tonos monocromáticos e incorpora los colores básicos a la colección original.
Llegó la fecha. Desde hoy y hasta el 25 de septiembre se celebra el FITE en Clermont Ferrand y, con Rebelde, habrá movimiento: varios diseñadores presentan su trabajo, hay talleres, conferencias, showroom y pasarela.
Participa también la mexicana Karla Pérez Cánovas, con sus pañuelos bordados que cuentan la historia de los altos de Chiapas, a través de los textiles de su firma Malacate.
Ahí estarán las telas hechas ropa que gritarán su No
rotundo al fraude. Y el 43 será recordatorio de uno de los hechos más terribles de la vida reciente del país, en una colección realizada especialmente para esta exposición. Para eso. Para que la pasarela tenga una causa: la de llevar al presente, en su manera más visible, la historia no resuelta.