En junio pasado la Comisión Permanente del Congreso de la Unión recibió un exhorto elaborado por el diputado Emiliano Álvarez (Morena), para que el Legislativo exigiera a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) que observara, y en su caso emitiera, recomendaciones a la Federación Mexicana de Futbol (FMF) por la constante violación a las garantías individuales de los futbolistas.

Lo anterior debido a que los jugadores son vendidos al mejor postor, se les imponen jornadas de trabajo y de entrenamiento superiores a lo convenido, su horario de descanso no se respeta, el pago de sus salarios no es puntual, tampoco el de sus primas. Todos carecen del derecho a la pensión o de un seguro de retiro, y el patrón puede rescindir sus contratos cuando lo desee.

El exhorto fue remitido a la segunda comisión de la Permanente, que encabezaba la perredista Angélica de la Peña (esposa de Jesús Ortega Martínez), quien además preside la Comisión de Derechos Humanos en el Senado.

Después de recibir en privado al secretario de la FMF, Guillermo Cantú, y permitir que éste cabildeara con los legisladores de ese grupo de trabajo, De la Peña determinó que el exhorto a la CNDH no procedía para ser dictaminado en la Comisión Permanente.

Sin argumentos de fondo, De la Peña ordenó al secretario técnico de la segunda comisión de la Permanente, Gabriel Delgadillo, que enviara un oficio al presidente de la mesa directiva de esa instancia, Roberto Gil (PAN), para que evaluara enviar el exhorto a cuatro comisiones ordinarias de la Cámara de Diputados: Trabajo, Deporte, Derechos Humanos y Hacienda.

Tras la omisión de la senadora De la Peña, Roberto Gil habría enviado a la Cámara de Diputados el exhorto desde agosto pasado. A la fecha no ha llegado a San Lázaro, denunció el promotor, Emiliano Álvarez.

Cantú comenzó a cabildear con los integrantes de la segunda comisión de la Permanente, que estuvo encabezada por la perredista Angélica de la Peña, y los convenció de que las actividades de la FMF no son ilegales, que lo expuesto en el exhorto eran mentiras y representaba un error, refirió el diputado de Morena.

En la demanda para que la CNDH interviniera se expone que los medios de comunicación electrónica –como Televisa y Televisión Azteca, propietarios de equipos de futbol– utilizan frases y términos peyorativos y despectivos para referirse a ese negocio: el mercado de piernas, la compra de jugadores, préstamos de futbolistas entre los clubes.

El hecho es que algunos jugadores pueden tener el mejor salario, pero a cambio pierden su dignidad como persona y se someten a los caprichos de los dueños de los equipos. En nuestro país, el empresario deportivo mantiene una conducta ilegal de forma frecuente y reiterada, que lesiona el derecho a la dignidad del trabajador o le induce a extinguir su contrato de trabajo en condiciones favorables para aquél; esto puede considerarse acoso síquico laboral de los futbolistas profesionales. Esa conducta menoscaba el derecho a la dignidad (y a la salud) del afectado, así como derechos laborales básicos del trabajador, se argumentó entonces.

Para Álvarez en la Comisión Permanente se lavaron las manos y la mandaron a la Cámara de Diputados, la federación cabildeó con los integrantes de la segunda comisión Permanente. No sabemos si es la federación o es la empresa Adidas.

Efectivamente, Cantú –ex futbolista– envió una respuesta al exhorto que demanda la intervención de la CNDH (del que se tiene copia), con el que convenció a los representantes populares de la inobjetable protección de la FMF a los jugadores, y en el último de los casos los responsables serían los clubes, que son dueños de éstos.

La misiva membretada con el escudo de la federación y al pie de página con el logotipo de la empresa alemana Adidas aduce que esa organización no es responsable del maltrato a los jugadores ni el trato indigno que se les aplica.

Una vez que Roberto Gil decidió enviar el exhorto a la presidencia de la Cámara de Diputados, para que ésta lo turne a cuatro comisiones legislativas –y así enviarlo a la congeladora por iniciativa de Angélica de la Peña–, no se sabe dónde se encuentra.