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En mis viajes a ese país descubrí una dolarocracia, dice Andy Robinson a La Jornada

Retrata periodista el hastío y la rabia que subyacen en el sistema político de EU

Tituló su libro Off the road en alusión al de la novela del escritor beat Jack Kerouac

 
Periódico La Jornada
Sábado 17 de septiembre de 2016, p. 4

Una serie de documentadas y amenas crónicas alusivas a la descomposición del modelo neoliberal económico de Estados Unidos y el descarrilamiento de su sistema político articulan el libro Off the road: miedo, asco y esperanza en EEUU, escrito por el economista y periodista británico Andy Robinson (Liverpool, 1960).

Publicado por Editorial Planeta, el título juega con el de la novela de Jack Kerouac, On the road, perteneciente a la generación beat. Sin embargo, a diferencia de la misma, Robinson se aleja de la ruta que recorren habitualmente los grandes medios de comunicación y se lanza a los márgenes de una carretera que conforme avanza se bifurca cada vez más: de un lado la ostentación megalómana, los campos de golf, las universidades de élite, la urbanización con mansiones.

Del otro, olas de violencia racista, la militarización de la policía, el aumento de personas encarceladas, inmigrantes indocumentados, ciudades con extrema desigualdad social y económica y daños por huracanes y sequías.

“Se trata de un recorrido por un país en el que la clase media está en vías de extinción y donde los grotescos plutócratas han tomado las riendas de la política.

“En mis viajes –apuntó el autor– descubrí el paisaje accidentado de una nueva dolarocracia, en la que el dinero de la élite compraba el poder político.”

Nueva York, Detroit, Las Vegas, Miami, San Francisco, Aspen, Ferguson, Selma, Vermont, Albuquerque, Phoenix, Tucson y Nogales son algunas de las ciudades del periplo del también economista.

Trump, pura retórica política

En charla con La Jornada, Robinson se refiere a la “actual sensación de hastío y rabia que subyace en el actual sistema político de Estados Unidos. Desde la frontera con México, donde hay un complejo de seguridad fronteriza y donde se encuentra una población de derecha xenófoba, hasta Vermont, donde se empieza a ver una especie de política independentista en torno al medio ambiente y economía local.

Son dos distintas reacciones de un mismo rechazo a un modelo neoliberal que está en descomposición, sostiene el autor. Off the road se refiere a un sistema político descarrilado y que hoy no se sabe adónde va.

El de Estados Unidos siempre se ha pensado como un sistema político muy corrupto, en el que un grupo de plutócratas financian a los candidatos a la presidencia que más les convenga. Eso está más que comprobado. Todo siempre ha estado atado y controlado a los intereses de unos y otros, sin importar si son candidatos del partido Demócrata o el Republicano.

En los años que Robinson vivió en Estados Unidos, de 2001 a 2009, indica, “la sensación era de cómo escapar de ese sistema vendido a los intereses del establishment. En los recientes tres años todo eso ha saltado por los aires.

“La economía se ha polarizado. Una élite concentra cada vez más el patrimonio del país, mientras una gran masa de trabajadores de clase media baja se encuentra estancada o en caída. La desigualdad extrema en los países de economías avanzadas es, a final de cuentas, el transfondo del libro.

“La plutocracia y la dolarocracia emergen en ese sistema donde la corrupción es legal e institucionalizada, donde no es delito la financiación de las élites económicas de las campañas política.

“Esa dolarocracia está liderada por un triunvirato formado por lobbies empresariales, medios de comunicación sesgados por los intereses de sus propietarios y políticos financiados directamente por magnates millonarios.”

Ese sistema de quid pro quo (algo por algo) a Donald Trump poco le importa, cuando pretende erigir un muro en la frontera con México y dice que serán los mexicanos quienes lo construyan, explica Andy Robinson.

De alguna manera ciertos empresarios estadunidenses implicados en la tecnología militar de vigilancia y defensa no ven un beneficio, no por la construcción del muro, sino porque para ellos significaría perder un negocio de miles de millones de dólares.

Las declaraciones de Trump tampoco son bien vistas por otros inversionistas dedicados a la construcción y administración de más cárceles privadas, empresas que cotizan en la bolsa de valores.

Son prisiones que sirven para inmigrantes que están en vías de deportación. Son cárceles privadas cuyo negocio bebe de una oferta inagotable de inmigrantes deportados.

En todo caso, para Robinson “las declaraciones de Trump son pura retórica política, dirigida a ganar votos, a esa masa de blancos fracasados que forman un caldo tóxico de resentimiento.

“Trump es la expresión máxima de esa dolarocracia y al mismo tiempo la subvierte. La élite económica siempre ha financiado a los políticos. En su caso, él no espera a que eso ocurra. Según él, no se vende a nadie, porque tiene su propio dinero y eso para algunos es atractivo cuando ven que el sistema está corrupto.

“Trump es un loose cannon, una especie de bala perdida, una persona que carece de prudencia y no se pude controlar. Por eso los hermanos Koch, máximos exponentes de la dolarocracia, lo dejaron de apoyar.”

Medioambientalismo de derecha

Otro parte de la descomposición del modelo neoliberal en Estados Unidos, concluye Andy Robinson, es el discurso ecologista con tintes antinmigrantes.

Ejemplifica con lo que ocurre en Arizona. “Existen ciudades cuyos modelos urbanos se componen por una casa con su césped bien cortado, entrada para tres coches todo terreno, una alberca, centros comerciales, McDonalds driving; un modelo que de seguir así será insostenible. El consumo de agua en los barrios más lujosos de Phonix, por ejemplo, es nueve veces más que en sitios de la comunidad europea”.

De ahí ha surgido, sostiene, “un especie de ‘medioambientalismo de derecha’ que trata de responsabilizar a los inmigrantes por esa expansión de la ciudad, al grado de que existe un grupo xenófobo republicano que utiliza un lenguaje ecologista diciendo que por eso hay que parar la migración. Lo que no dicen es que los inmigrantes viven en los barrios más sustentables, porque habitan en edificios y no en casas.”