Washington.

Mayor que el Empire State Building de Nueva York, de un color negro intenso y no del todo inofensivo: los científicos del mundo tienen los ojos puestos en el asteroide Bennu desde su descubrimiento en 1999, el cual se teme que un día se acerque a la Tierra y represente un peligro.

Aunque ello no ocurriría en al menos 150 años y el riesgo es menor, Bennu es considerado por la agencia espacial estadunidense uno de los asteroides más peligrosos conocidos hasta el momento.

Por eso, la Nasa quiere investigarlo en profundidad y para ello enviará al asteroide de 500 metros de diámetro la sonda Osiris-Rex, que será lanzada mañana a bordo de un cohete Atlas desde el centro espacial de Cabo Cañaveral, en Florida.

La llegada de la sonda al asteroide se espera en 2018 y en 2020 se acercará tanto al cuerpo celeste que podría extraer una muestra de 60 a 200 gramos. En 2023, una cápsula volverá a la Tierra con la muestra.

Esta misión es un ejemplo de las aspiraciones de nuestra nación a atrevernos a investigar todo nuestro sistema solar para entender mejor el universo y nuestro lugar en él, señaló Geoff Yoder, administrador de la Nasa.

La misión, con un costo de unos mil millones de dólares, es el primer intento de la agencia espacial estadunidense por traer a la Tierra una muestra del asteroide.

En 2005, la sonda japonesa Hayabusa ya aterrizó en un asteroide de ese tipo y en 2010 llegaron a la Tierra las primeras muestras recogidas de la superficie de un asteroide. También la Agencia Espacial Europea (ESA) envió en 2014 la sonda Rosetta con el minilaboratorio Philae al cometa 67P/Churyumov-Gerassimenko y aunque en un momento perdió el contacto, el martes se informó que se recibió una foto del cuerpo celeste.

Volamos a Bennu porque queremos saber la historia de su origen, señaló Edward Beshore, otro administrador de la Nasa. Las experiencias del asteroide Bennu nos permitirán conocer más sobre el origen de nuestro sistema solar. Al igual que hacen los agentes en una serie policiaca, nosotros investigaremos todas las pruebas.

Osiris-Rex (abreviatura de Origins, Spectral Interpretation, Resource Identification, Security-Regolith Explorer), fabricado por la empresa estadunidense Lockheed Martin, tiene seis metros de largo y pesa unos 2 mil 100 kilos.

Antes de que logre extraer la muestra con una especie de brazo robótico, la sonda investigará el asteroide todo lo que pueda con sus cinco instrumentos científicos y cámaras con los que está dotado.

El equipo ha construido un transbordador maravilloso, considera Dante Lauretta, administrador de la Nasa. Estamos bien dotados para investigar a Bennu y volver con nuestro tesoro científico.

Los asteroides son considerados restos de nuestro antiguo sistema solar, algo así como el material restante tras la creación de los planetas y satélites.

Esas rocas se mueven, como los planetas, en una órbita alrededor del Sol y algunos se encuentran en un trayecto de potencial colisión con la Tierra, como Bennu, descubierto en 1999 y bautizado con ese nombre en referencia a un pájaro de la mitología del antiguo Egipto.