El desplazamiento forzado por la violencia, fenómeno ignorado por los gobiernos, dice
Martes 6 de septiembre de 2016, p. 9
Michoacán, Guerrero y el estado de México son las principales entidades de procedencia de las personas que migran de manera forzada hacia la frontera norte a causa de la violencia y el clima de inseguridad que se vive en sus localidades.
De acuerdo con el informe Vidas en la incertidumbre: la migración forzada mexicana hacia la frontera norte de México, elaborado por la Coalición pro Defensa del Migrante y American Friends Service Committee-LAC, el desplazamiento forzado interno es hasta ahora un fenómeno invisible para los gobiernos federal y estatales, pero que además ha tenido un vertiginoso crecimiento en los tres años recientes.
El reporte, de más de 100 cuartillas, en el que participaron diversas organizaciones civiles que trabajan con migrantes en albergues y redes de asistencia en Baja California, Tamaulipas y Sonora, señalan un cambio muy significativo en el perfil del flujo migratorio de mexicanos que llega a la frontera norte.
Ya no se trata de migrantes que buscan pasar a Estados Unidos en busca de empleo o mejores condiciones de vida y desarrollo, sino que ahora son personas que salen huyendo de sus lugares de residencia de manera forzada por la violencia, señaló José Moreno Mena, de la Coalición pro Defensa del Migrante.
En conferencia de prensa, donde se presentó el informe, el también investigador del Colegio de la Frontera Norte explicó que fue sistematizada la información de casi mil expedientes de personas desplazadas por la violencia que llegaron a Tijuana entre 2013 y 2016, junto con dos centenares de encuestas y cuestionarios directos aplicados a una muestra de 215 migrantes que arribaron entre abril y mayo de este año a la misma ciudad.
Además, señaló que muchas de estas personas vienen ilusionadas
con solicitar asilo a Estados Unidos, ante las condiciones de violencia que se vive en sus localidades, en un proceso sumamente complicado y casi siempre fallido.
Añadió que los resultados de este creciente fenómeno, el cual empieza a observarse con claridad en la frontera, es que 73 por ciento de los entrevistados manifestó que su desplazamiento forzado tuvo que ver con la violencia existente en su lugar de residencia, además de que 18 por ciento declaró que ellos o familiares cercanos fueron objeto de algún delito o acto de violencia.
Tan sólo de este último porcentaje, 34.2 por ciento señaló haber sufrido el secuestro de un familiar; 10.5 por ciento de esas personas fueron directamente plagiadas, y 26.7 víctimas de extorsiones, mientras que 26.3 por ciento padeció violencia doméstica.
Del 74.5 por ciento de los migrantes desplazados por violencia, 41.5 por ciento vivía en Michoacán y 33.3 en Guerrero. En las entrevistas fueron recurrentes otras cuatro entidades, donde el estado de México destacó por encima de Colima, Guanajuato y Jalisco.
Los datos revelan que el desplazamiento forzado de migrantes hacia la frontera norte –también se confirmaron datos en Sonora y Tamaulipas– tiene cara y sufrimiento femenino
. El 94 por ciento de las mujeres adultas desplazadas son madres; más de la mitad tenía entre uno y tres hijos, mientras un tercio tenía de cuatro a seis. Sin duda esta característica es un factor determinante para que esta población haya tomado la decisión de salir de sus localidades
, agrega el informe.
Fernando Becerra, de American Friends Service Committee; José Knippen, de Fundar, y Daniel Bribiesca, del Instituto Madres Asunta, explicaron que el objetivo del informe también es visibilizar el fenómeno del desplazamiento interno forzado por motivos de violencia, donde hay una total ausencia de programas y políticas públicas para atender este fenómeno.