La discapacidad es una consecuencia común de lesiones ocasionadas por accidentes viales. La asociación civil México Previene manifestó que en el país casi millón y medio de mayores de seis años padecen alguna por accidentes en general. Indicó que, según cifras oficiales, cada año entre 35 y 45 mil padecen lesiones permanentes por percances automovilísiticos.

No existe una cultura de la prevención y, lamentablemente, tampoco se dispone de la protección necesaria para las víctimas de los percances viales. De acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo, las lesiones al respecto representan entre 1.8 y 3.5 por ciento del producto interno bruto, es decir, entre 21 y 41 mil millones de dólares.

En conferencia de prensa, la asociación, junto con otras organizaciones, presentó la Red de Sobrevivientes Viales, conformada por gente que sufrió algún accidente de tránsito. El objetivo es sensibilizar a la sociedad y preparar a la población en caso de que sea víctima directa o indirectamente.

Además de México Previene, agrupaciones como El Poder del Consumidor, Chema-Link Reacciona por la Vida, Tiempo para Vivir, Víctimas de Violencia Vial y Atónito y Rodadas Mx forman parte de esa red.

Es importante que los ciudadanos conozcan protocolos a seguir ante un accidente: médicos, jurídicos y sicológicos. Necesitamos estrategias para la inclusión de las personas con discapacidad y asegurarles una vida independiente, pues 75 por ciento de ese sector de la población está desempleado. Por otro lado, de la gente ocupada 14 por ciento no obtiene ingresos por su trabajo y 18.7 gana menos del salario mínimo.

Durante el acto anunciaron que el consejo ciudadano, organización que atiende denuncias sobre delitos, proporcionará asesoría jurídica a víctimas de incidentes viales en su línea telefónica: 55 33 55 33.

Marcela López Brun, del programa de Prevención de Accidentes por Consumo de Alcohol, quien perdió a su hijo en un accidente automovilístico (a partir de ahí fundó la organización Chema-Link), dijo que solicitar una indemnización generosa a quien provoca la pérdida de un familiar por un percance vehicular debe ser un derecho.

“Nadie se pone a pensar en que la muerte inesperada de un hijo es un golpe mortal para nuestro equilibrio emocional, salud física y economía familiar. Es como si cayéramos de un edificio. Quedamos hechos añicos, duele cada músculo y cada hueso del cuerpo. El dolor no cesa, se nos desfigura la cara, se pierde la agilidad motriz.

No dan ganas de nada. Se pierde el deseo de seguir viviendo, se acaba el ánimo para levantarse todos los días, se pasan los días y noches llorando. Se siente que la vida ya no tiene sentido. Consecuentemente, hay mucha dificultad para retomar el trabajo de forma adecuada y esto puede ser por tiempo indefinido.