La implementación del impuesto a bebidas azucaradas en la ciudad de Berkeley, California, redujo alrededor de 21 por ciento el consumo de las mismas en la población vulnerable, según un estudio dado a conocer por el Dean Schillinger, investigador médico y activista de la Universidad de California en San Francisco, Estados Unidos, quien explicó que esta política pública ha demostrado ser exitosa para disminuir el consumo de estos productos.

En conferencia de prensa, aseveró que en Estados Unidos se está luchando y perdiendo una guerra en casa, pues mientras en Irak y Afganistán mil 500 soldados perdieron alguno de sus brazos o piernas, en la misma década 730 mil estadunidenses sufrieron alguna amputación por la diabetes.

Advirtió que ante el poder económico de las refresqueras, existe el riesgo de perder esta guerra interna por la intromisión de los intereses de la industria en la aplicación de políticas públicas.

En Estados Unidos, 14 por ciento de la población padece diabetes, pero hace 30 años era 4 por ciento. Lo más preocupante es que ahora son los jóvenes, principalmente hispanolatinos, afroestadunidenses y las poblaciones más vulnerables, quienes sufren diabetes tipo 2, que antes sólo afectaba a personas de la tercera edad.

Invitado por la Alianza por la Salud Alimentaria (ASA), Schillinger sostuvo que una política efectiva contra la diabetes es el establecimiento de gravámenes, acción que México adoptó hace dos años y medio. Acerca de ello, Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor, con-sideró necesario que ese impuesto suba a por lo menos 20 por ciento. Indicó que aunque se ha indexado el gravamen original de un peso por litro de refresco, es insuficiente.

Aseguró que, como en otros países, en México la industria de bebidas azucaradas financia investigaciones para demostrar que el IEPS no funciona; tal fue el caso de las elaboradas por el Colmex, ITAM y la Universidad de Nuevo León, que no han sido difundidas en revistas científicas, a diferencia de la realizada por el Instituto Nacional de Salud Pública con la Universidad de Carolina del Norte, publicada por la revista Journal British Medicine. Ésta demostró que gracias al gravamen a refrescos hubo una disminución en el consumo de éstos.

Afirmó que desde hace cuatro años, cuando se comenzó a hablar del IEPS, las refresqueras han desatado una contraofensiva para negar por todos los medios los beneficios de esta medida, para echarla atrás con estudios pagados a modo y con campañas de descrédito. Pero la evidencia no se puede ocultar y se refuerza ahora con investigaciones científicas a nivel nacional e internacional, que incluyen el éxito en Berkeley.

En México, sostuvo, el único estudio publicado en una revista científica, libre de conflicto de intereses, indica que tras la aplicación del IEPS, el consumo de bebidas azucaradas en 2014 entre las familias más pobres bajó 17 por ciento.