Opinión
Ver día anteriorMiércoles 17 de agosto de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Isocronías

Palo de lluvia

L

o importante no importa; lo necesario, es indispensable.

La poesía es un misterio, suele decirse. Y el habla, la escritura, ¿no lo son?

No hay lengua que no sea encantadora, mas la de la poesía lengua es encantada.

La práctica, se sabe, conduce a la maestría en un hacer que tiende a ser saber, sabiduría. Y no es lo mismo un carpintero diestro, ni maestro, que un carpintero sabio.

No necesariamente mediante el calificativo de común un acuerdo se torna razonable.

Condición del lenguaje es la musicalidad –de la calidad que sea. La puntuación, a la par significado que sentido, de manera discreta, secreta casi aun cuando visible, sugiere, anota, apunta la afinación del canto de lo escrito.

La sublimidad no es voluntaria –muy mucho menos voluntariosa.

Déjase ver, no se hace ver, toda poesía.

No hay flor de un día, toda flor es de siempre.

Lo impresionante es mucho, lo magistral muy poco.

Un equilibrio sin peligro, mas no sin riesgos, nos hace humanos.

Caricia que no es acariciada no es caricia.

No se trata de ser los mejores; se trata, y nada más, de ser mejores.

Mal poeta: aquel que no sabe mirar lo que poesía es en sus propios poemas.

Si estás atento a todo no podrás atender totalidad ninguna.

No me hables, poeta, de tus proyectos, háblame de tus imágenes, y mucho más que de ellas hablarme preséntamelas: hazlas –aquí, ante mí– presentes, manifiestas.

Hay cosas fáciles de llevar a la poesía (cielo, mar, flor, estrella, vino, árbol, pájaro) y en el mismo sentido hay cosas difíciles (no ejemplifiquemos, enliste cada cual las que así se le muestran); si de exigencia hablamos las primeras resultan con frecuencia mayormente difíciles.