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Republicanos piden a la cúpula retirar el financiamiento a esta campaña perdedora

Trump acusa a Clinton y a Obama de ser los fundadores del Estado Islámico

La demócrata retoma postura de Bernie Sanders y asegura que luchará contra la firma del ATP

Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 12 de agosto de 2016, p. 26

Nueva York.

Donald Trump acusó a Hillary Clinton (y al presidente Barack Obama) de fundar el Estado Islámico, en un intento por desviar la atención de la hemorragia que sigue provocando dentro del Partido Republicano; mientras, la demócrata se dedicó a jugar la carta populista prometiendo a las familias trabajadoras más y mejores empleos, al tiempo que programa actos de recaudación de fondos en las mansiones de los súper ricos.

Pero más allá de las artes retóricas de los candidatos y su intercambio de acusaciones, la noticia que impera es la crisis dentro del Partido Republicano provocada por su abanderado. Hoy, más de 70 reconocidas figuras republicanas han firmado una carta en la cual apremian al Comité Republicano Nacional (la dirigencia del partido) a suspender todo financiamiento a la campaña perdedora de Trump y enfocar esos recursos en defender a las mayorías republicanas en ambas cámaras del Congreso, ante el impacto catastrófico que podría tener el abanderado sobre candidatos republicanos legislativos.

Creemos que la promoción de la división, el descuido, la incompetencia y el nivel de impopularidad récord de Donald Trump arriesga convertir esta elección en un triunfo abrumador de los demócratas y que sólo con un giro inmediato en el uso de todos los recursos del comité nacional evitará que el Partido Republicano se ahogue con una ancla con el nombre de Trump alrededor del pescuezo, escribieron. Afirman que no es una decisión difícil, ya que las posibilidades de que gane el candidato se evaporan más cada día. Más aún, la carta –cuyo borrador fue obtenido por La Jornada y otros medios, y que será enviada esta semana– acusa que Trump ha mostrado tendencias autoritarias. La misiva incluye las firmas de prominentes ex legisladores federales y ex integrantes del comité nacional, así como figuras de alto nivel de campañas presidenciales anteriores.

Mientras tanto, los dos candidatos continuaron con su incesante programa de mítines, visitas y actos del espectáculo electoral. Trump, para variar, buscó provocar –y con ello intentar cambiar el enfoque sobre sus exabruptos y la división dentro de su partido– y en un acto de campaña afirmó: llamo al presidente Obama y a Hillary Clinton los fundadores de Isis. Ante reacciones de que era un poco extremo decir eso, comentó en una entrevista de radio poco después: “miren, lo único que hago es decir la verdad… todo lo que hago es decir la verdad”. Vale señalar que Trump repetidamente ha criticado las políticas del gobierno de Obama en Medio Oriente, con el argumento de que éstas abonaron el terreno para la aparición del EI.

Clinton, en el estado industrial de Michigan, denunció de manera más firme que nunca el Acuerdo Transpacífico (ATP), asegurando que luchará contra su firma y promulgación, a pesar de que su aprobación es prioridad de Obama. Criticó que en el pasado los acuerdos de libre comercio han sido promovidos con promesas no cumplidas al pueblo estadunidense, algo que logró decir sin mencionar que hace poco era ferviente promotora de los acuerdos de libre comercio, incluido el ATP, y que nunca se había opuesto a estos acuerdos, ni que su marido fue quien promulgó el TLCAN.

Este giro es directamente el resultado de la campaña del precandidato Bernie Sanders, que incluía al TPP como parte de las políticas neoliberales promovidas por las cúpulas demócrata y republicana. A la vez, la oposición al ATP y los acuerdos de libre comercio han sido un componente clave de los discursos de Trump desde el año pasado y explican en gran medida el apoyo que ha generado entre sectores de trabajadores industriales.

A la vez, rechazó la visión aislacionista de Trump; señaló que su oposición a acuerdos comerciales “se basa en el temor, no en la fuerza… que el país no tiene opción más que esconderse detrás de muros”.

Denunció que Trump se disfraza de alguien que está del lado de los pequeños, pero sus propuestas sólo funcionaran para él y sus amigos, a costa de todos los demás y, así, Clinton se presentó como la verdadera defensora de las mayorías y prometió inversiones masivas en infraestructura, generación de empleos y beneficios para la clase media, sin dejar de subrayar que esto es personal para mí. Yo soy producto de la clase media estadunidense.

Este espectáculo no es barato. Mientras Clinton ensaya y presenta su discurso de cómo está al lado de la clase media, asiste repetidamente a las mansiones de sus amigos famosos y sus donantes multimillonarios para pagar su mensaje a los menos afortunados. A finales de agosto, por ejemplo, estará en los Hamptons, la zona de lujo de Long Island, donde habrá cenas que cuestan 33 mil 400 dólares por persona (en una de las casas de empresarios del mundo de espectáculos), entre otros actos de recaudación de dinero con jefes de fondos de especulación, filántropos y coleccionistas de arte, que serán los anfitriones. En una de estas fiestas, por ejemplo, dos adultos y dos niños (el límite) podrán tomarse la foto con Clinton por sólo 10 mil dólares (no se se sabe si cobran más por tres niños).

Mientras, el multimillonario Trump comentó que está preparando su camino al paraíso. En un discurso ante religiosos conservadores sobre sus planes de llegar a la Casa Blanca, dijo: una vez que logre llegar, haré lo que hago tan bien, y supongo que es probablemente tal vez la única manera de que llegue al paraíso. Entonces más vale que lo haga bien.

Vale recordar que se calcula que ésta será la elección más costosa de la historia, tal vez alcance los 2 mil millones de dólares al final.