Casi 90 por ciento de los jóvenes que han sido agredidos por su orientación sexual no lo denuncian, pues desconfían de las instituciones gubernamentales. De los pocos casos que sí se llegan a una instancia oficial, 70 por ciento quedan sin respuesta y por tanto sin sanción, según un estudio de la organización Yaaj México.

Los resultados de la Encuesta Nacional sobre Discriminación y Juventudes LGBTI, publicados el mes pasado, indican que algunos de quienes se acercaron a las autoridades fueron persuadidos de quedarse callados ante la violencia que sufrieron.

No tengo confianza en un Estado que criminaliza, desaparece y persigue a jóvenes. No existe una verdadera protección a los derechos. Si 43 estudiantes desaparecen sin respuesta, ¿qué protección y justicia habría para 43 homosexuales?, dice uno de los testimonios que integrantes de Yaaj recogieron al realizar la investigación.

Aquellos que buscaron ayuda o intentaron denunciar se dirigieron principalmente a tres instancias: la policía (30 por ciento), organizaciones de la sociedad civil (17 por ciento) y el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred, con 13 por ciento).

Sin embargo, menos de la mitad afirmó que el apoyo fue adecuado. Atención deficiente, burlas y recomendaciones para no seguir la denuncia fueron parte de lo que reportaron jóvenes y adolescentes de la comunidad lésbica, gay, bisexual, transexual, transgénero e intersexual en México.

Los ataques verbales son la principal agresión que padecen, le siguen las agresiones sicológicas y las amenazas. La violencia física y sexual es la que tiene menos reportes; sin embargo es la que más ha impactado la vida de quienes la sufrieron.

Si bien es en la calle y la escuela donde se sienten más vulnerables a esos de asaltos, de los representantes de la Iglesia católica y de diversos líderes políticos escuchan más mensajes negativos contra la diversidad sexual.