Al regresar a clases, en agosto próximo, algunos niños seguirán ocupando los primeros lugares de la fila, destinados a los más bajitos. A otros aún les quedarán el uniforme y los zapatos del ciclo anterior. Esos pueden ser signos de una alteración del crecimiento, y los padres deben estar atentos, pues puede afectar su autoestima y el desarrollo escolar, advirtió ayer el endocrinólogo Arturo Ayala Estrada.

De los más de 39 millones de niños y adolescentes mexicanos, poco más de 5 millones presentaron talla baja, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012. Por ello recomendó no desdeñar la revisión con un especialista para saber si están creciendo menos de lo que deberían.

Un aumento en la estatura de menos de 5 centímetros en un año y que use ropa de una edad que no le corresponde son otras señales. Es un error creer que se soluciona sólo con la hormona del crecimiento, pues 90 por ciento de los casos se deben a malos hábitos, como dormir poco o tener mala alimentación, aseveró.

En conferencia de prensa explicó que también influyen la genética y la frecuencia con que se enferman. Otro factor, aseveró, es el nivel socioeconómico. Las entidades más pobres tienen un proyecto de estatura menor. La Sierra Norte y el sureste se encuentran en esa situación, precisó.

El proyecto de estatura es un promedio de crecimiento que considera la genética, la edad y cuánto miden los padres. La media nacional para los hombres es de 1.67, y para las mujeres, 1.57. Esto es, 3.65 centímetros más que hace 90 años.

En cambio, en casi todos los demás países el aumento ha sido de 5 centímetros desde la Primera Guerra Mundial. Particularmente las naciones asiáticas tienen políticas más estrictas que en Latinoamérica para lograr que sus ciudadanos sean más altos.

Se dieron cuenta, agregó, de que la talla es un elemento para el estado sicosocial. Para sus gobiernos fue importante el progreso en la economía, la política y el deporte, por ejemplo, pero que ello se vea reflejado en personas más altas beneficia sicológicamente, consideró.

Al contrario, una talla baja puede provocar inseguridad. Si uno llega a un lugar donde la mayoría son altos, tienes que echar mano de tu fortaleza para salir adelante. Y en los niños, ser más bajos que sus compañeros los podría hacer vulnerables al acoso escolar, afectando su rendimiento académico.