on poco claros y sospechosos los intereses económicos que mueven al presidente municipal de Veracruz, Ramon Poo Gil. Pasando por encima de la legislatura y antes de que el acuerdo de extinción del Sistema de Agua y Saneamiento Metropolitano (SAS) se publicara en el Diario Oficial, despidió a sus trabajadores para entregar la operación y distribución del líquido en la conurbación a la trasnacional española-brasileña Grupo Mas.

El resultado inmediato fue el desabasto, debido al deterioro de las redes, pero sobre todo a que Grupo Mas carece de personal experimentado que conozca el sistema. Gran parte de los más de 700 mil habitantes de Veracruz, Boca del Río y Medellín padecen escasez. El sindicato del extinto organismo denunció que, para paliar los problemas, los nuevos dueños buscaron a trabajadores jubilados para que los ayudaran a operar la planta potabilizadora El Tejar.

Pero el conflicto no se limita al despido de casi mil trabajadores ni al desabasto; tampoco al hecho de que la trasnacional no cuenta con los recursos prometidos para la modernización del sistema, que, en todo caso, será pagada por los usuarios, según ha denunciado el sindicato Teniente José Azueta.

Lo que está en puerta es un conflicto social y político, pues el ayuntamiento de Veracruz ya interpuso denuncias contra los ex trabajadores por presunto sabotaje contra las instalaciones y la red de distribución.

En respuesta, los ex empleados han realizado movilizaciones y plantones en las inmediaciones del palacio municipal –pese al riesgo de un desalojo–, a fin de exigir negociaciones para tratar de preservar sus derechos laborales.

Los trabajadores son apoyados por ciudadanos porteños que demandan la normalización del servicio; sin embargo, hay un factor adicional que podría afectar sustantivamente el proceso de privatización y las expectativas de negocios del Grupo Mas.

Vecinos de Medellín organizan un movimiento para pedir a su alcalde que ese municipio se retire de dicha asociación debido a que nunca ha habido cuentas claras en el manejo de las cuotas de recuperación, y la comunidad no se ha beneficiado ni cuando operaba el SAS ni ahora.

¿Entonces, qué cuentas entregará el alcalde Poo Gil a sus nuevos socios o patrones?