Los responsables de la agresión serán llevados a la justicia
El subsecretario de Derechos Humanos elude hablar de la reforma
Viernes 8 de julio de 2016, p. 9
Asunción Nochixtlán, Oax.
Fue un deja vu. En mayo de 1989, apenas ungida relevo en el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Elba Esther Gordillo Morales tomó de los brazos a dos líderes de la sección 22 y caminó en medio de miles de profesores que hacían valla en los alrededores del edificio sindical: ¡Asesina, asesina!
, tronó la consigna durante todo su camino.
La ahora presa aguantó vara, pronunció un discurso incendiario, dio posesión a la nueva dirigencia del gremio y volvió a salir sin despeinarse con los gritos.
Veintisiete años después, Roberto Campa Cifrián atraviesa la puerta de la escuela donde se ha reunido con representantes del magisterio, presidentes municipales, heridos con vendas y yesos, y familiares de los fallecidos.
A saber por qué, decide hablar así ante los medios. ¡Asesinos, asesinos!
, le gritan a él y a sus acompañantes unos 300 profesores que han aguardado fuera todo el día.
Como la maestra que lo hizo candidato a la Presidencia de la República, Campa no se inmuta. Su conferencia de prensa es un desastre, y debe repetirla dentro de la escuela y con micrófono.
El subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación se reúne durante poco más de cinco horas con los representantes de la Mixteca –maestros, autoridades y pobladores– y luego informa que el gobierno está comprometido con una investigación transparente que logre llevar a los responsables del 19 de junio ante la justicia.
Igualmente, ofrece mesas de trabajo con participación de los afectados para acordar los términos de la atención a las víctimas y programas para el desarrollo de la región.
A la reunión asisten las comisiones de Derechos Humanos nacional y local, así como representantes del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos e integrantes de la Comisión Nacional de Mediación, organismos todos que participarán, según Campa, en el seguimiento del caso.
Antes de la llegada del subsecretario, Jerónimo Martínez Ambrosio, abogado de la sección 22 del SNTE, dice que las ofertas de programas de desarrollo no pueden aceptarse en tanto no se resuelva la reparación integral del daño
en Nochixtlán.
Isabel García, integrante de la comisión política, asegura que su movimiento puede tardar días, semanas o meses
, y que no concluirá hasta que se abrogue la reforma educativa.
A esa hora de la mañana está por concluir la asamblea estatal de la sección 22 iniciada la noche anterior: una reunión que, en esencia, acuerda continuar las movilizaciones, realizar una clausura simbólica
del ciclo escolar y que sugiere un posible boicot a la Guelaguetza, programada del 25 de julio al primero de agosto, además de la realización de la ya tradicional Guelaguetza popular
.
Otro de los acuerdos es realizar, este 9 de junio, una reunión de maestros, autoridades, sindicatos y otras organizaciones para operar
los acuerdos adoptados por los presidentes municipales que respaldan a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y construir la agenda de los pueblos contra las reformas estructurales
.
Al comenzar la reunión con Gobernación, la delegación oficial sufre una baja de inmediato. ¡Asesino, asesino!
, le gritan a Martín Vásquez Villanueva, secretario de Salud con Ulises Ruiz y desde marzo pasado delegado de la Secretaría de Desarrollo Social federal.
El delegado dirá luego, en un comunicado de pena ajena, que no lo corrieron, sino que creyeron que seguía siendo funcionario estatal.
Campa pretende dar por terminado su mensaje cuando del público –los maestros de base que han entrado muy encabritados– le gritan: ¿Y la reforma educativa?
Con ello le dan oportunidad de responder que ese tema camina en el carril del secretario Miguel Ángel Osorio Chong y sus líderes
.
Mal cálculo docente, además, porque cuando insisten en el tema de la reforma, se enfrentan verbalmente a algunos pobladores que gritan: ¡Aquí venimos a hablar de los muertos!
Aunque sale entre gritos de ¡asesinos!
, Campa Cifrián no se despeina.