Los hallazgos de la Expedición 364 serán analizados en reunión en septiembre y octubre
Entender la forma en que se recuperó la vida de eventos climáticos extremos, otro reto, afirma Jaime Urrutia, líder del proyecto
Yucatán promoverá que la zona sea declarada patrimonio de la humanidad
Martes 28 de junio de 2016, p. 2
Centenares de muestras de rocas, algunas muy antiguas y de diferente composición, han sido recolectadas en la parte central del cráter Chicxulub, vestigio de la caída de un meteorito en esa zona de la península de Yucatán (hace 66 millones de años) y huella de un antes y después de la vida en la Tierra, pues provocó la extinción de 75 por ciento de las especies al final del Cretácico, entre ellas los dinosaurios.
El líder del proyecto, en el que colaboran 33 científicos de 11 países, es Jaime Urrutia Fucugauchi, investigador del Instituto de Geofísica (IGf) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) e integrante de la Junta de Gobierno de esa casa de estudios.
Como si fuera un rompecabezas científico de la antigüedad, los vestigios preservados en el cráter Chicxulub son investigados en un sitio sobre el anillo de picos, en el sector marino de la zona central de la estructura.
En el lugar (a 30 kilómetros de Puerto Progreso, Yucatán) se instaló una plataforma de perforación, desde la cual se horadó dentro de las secuencias de rocas, sobre y en el interior del cráter, en lo que trabajó un grupo de 12 científicos, que incluyó a Ligia Pérez Cruz, del IGf, por parte de México, integrante de la Expedición 364 y vicepresidenta de la Unión Geofísica Mexicana, quien estuvo a cargo del Laboratorio de Geoquímica.
Los datos y observaciones aportan las piezas que los científicos deben leer e interpretar para saber qué pasó y cómo se modificaron las formas de vida planetaria y los procesos de formación del cráter.
Los cientos de cilindros de muestras son piezas del rompecabezas del cual obtenemos información inédita
, resaltó Urrutia Fucugauchi, también presidente de la Academia Mexicana de Ciencias.
Varios son los retos en esta etapa del proyecto, explicó. El primero es saber cómo surgió el anillo de picos en el cráter (formación montañosa que caracteriza los cráteres complejos en la Luna y otros cuerpos planetarios). Otro es entender los efectos del impacto en la zona de colisión y a escala global, y los mecanismos de extinción de organismos terrestres y marinos.
También se busca entender cómo se recuperó la vida después de eventos climáticos extremos, abruptos y globales, y saber sobre las comunidades de microorganismos que viven en las rocas a profundidad dentro de la corteza.
El proyecto se enmarca en el Programa Internacional de Descubrimiento de los Océanos, cuyos integrantes se reunirán próximamente en Alemania para debatir la estrategia a seguir y analizar en sus laboratorios cerca de ocho toneladas de muestras. Parte de los hallazgos y resultados se analizarán en septiembre y octubre en la reunión del grupo en los laboratorios de la Universidad de Bremen.
Los nuevos datos permitirán dilucidar las condiciones y los mecanismos involucrados en la construcción del anillo de picos; los científicos diseñarán modelos numéricos para analizar esa formación.
Mientras los científicos continúan y amplían sus trabajos de investigación, el gobierno de Yucatán (en especial la Secretaría de Medio Ambiente estatal) promueve la protección de la zona de Chicxulub como patrimonio de la humanidad por la Unesco.
Para los científicos se requerirían más permisos y sería más difícil la investigación en la zona, pero siempre es bueno contar con un área protegida, y más el cráter, que contiene evidencias de un evento único en el planeta
, opinó Jaime Urrutia.