El país debe lograr rentabilidad de la obra en un mercado incierto
Lunes 27 de junio de 2016, p. 23
Ciudad de Panamá.
Panamá inauguró la demorada ampliación de su célebre canal interoceánico, en una ceremonia aguada por los Papeles de Panamá, escándalo que salpicó a la élite global y manchó la reputación del país centroamericano. Apenas una docena de los 70 presidentes y jefes de Estado invitados asistieron al estreno del tercer juego de esclusas. Estuvieron mandatarios de Centroamérica y el Caribe, Chile, Paraguay y Taiwán, además de directivos de las mayores navieras del mundo y miles de entusiasmados habitantes.
Panamá enfrenta el desafío de rentabilizar la obra de 5 mil 400 millones de dólares en momentos de incertidumbre para el comercio mundial.
Sin embargo, analistas creen que el nivel de las delegaciones se vio afectado por la reciente filtración de millones de documentos del bufete de abogados Mossack Fonseca, que puso en evidencia cómo ricos y poderosos de todo el mundo utilizan sociedades offshore para evadir impuestos y lavar capitales.
“Desafortunadamente sí ha habido una afectación en la reputación (por los Papeles) y eso indudablemente afecta al clima de negocios, incluyendo al Canal de Panamá”, consideró el analista comercial Ernesto Bazán.
A las 7:50 hora local el portacontenedores chino Cosco Shipping Panamá entró por la esclusa de Aguas Claras, en el océano Atlántico, para iniciar el primer recorrido de un buque neopanamax de 9 mil 472 Teus (unidad de medida para contenedores de 20 pies) hasta Cocolí, en el extremo Pacífico, donde se espera que llegue a las 17 hora local.
La cancillería panameña consideró el acto un éxito diplomático por la asistencia de representantes de casi todos los países invitados, incluyendo grandes clientes como China, Japón, Perú, Corea del Sur, Colombia y México.
El consorcio liderado por la española Sacyr y la italiana Salini Impregilo entregó esta semana la obra, por la que pasa 5 por ciento –más de 400 barcos por año– del comercio mundial, a la Autoridad del Canal de Panamá (ACP), y para la que han desembolsado unos 5 mil 400 millones de dólares hasta la fecha.
La obra casi triplica la capacidad de los buques hasta 14 mil Teus, con lo que abarcan 98 por ciento de la flota mundial activa.
La delegación estadunidense fue encabezada por Jill Biden, esposa del vicepresidente Joe Biden, pese a que se llegó a esperar la asistencia de Barack Obama, dado que el país norteamericano terminó el canal en 1914, lo controló hasta 1999 y sigue siendo su principal usuario.
Pero al entusiasmo del estreno le sigue el reto de hacer rentable la arteria marítima, que ha dejado un conflicto judicial entre la Autoridad del Canal de Panamá y el consorcio de construcción por sobrecostos de 3 mil 587 millones de dólares, en un panorama marcado por el menor dinamismo de la economía global.
Esta nueva ruta de tránsito es la punta del iceberg de un ambicioso plan destinado a reconvertir a Panamá en el centro logístico de las Américas
, expresó Jorque Quijano, jefe de la ACP, tras un acto iniciado con un minuto de silencio por los (ocho) fallecidos durante los trabajos.
Además, el canal enfrenta desafíos como asegurar el suministro de agua dulce para mover las gigantescas esclusas, el manejo seguro de enormes buques neopanamax y rebajas que está haciendo su competidor de Suez.
La ACP es optimista tras recibir 170 reservas (buques que han reservado su paso con antelación) para los tres primeros meses de operaciones.