Rosana Alvarado, primera vicepresidenta de la Asamblea Nacional de Ecuador, advirtió que los gobiernos de corte progresista de América Latina enfrentan la misma arremetida mediática. Como parte de los llamados golpes blandos se intenta socavar su credibilidad y evitar que estas administraciones puedan tener continuidad, puntualizó.

De visita en la Ciudad de México para ofrecer una conferencia en el Senado sobre el proceso constituyente ecuatoriano, explicó que los ataques contra el presidente Rafael Correa en 2010 alertaron sobre ese tipo de estrategias. A partir de lo sucedido ningún país con gobierno de corte progresista o de ideología cercana a la izquierda podía sentirse libre de los golpes blandos, puntualizó.

Pero más allá de las acechanzas que encaran ese tipo de administraciones, también hay que reconocer que han cometido errores, entre ellos no tener claridad sobre cuál es el tamaño de sus enemigos, no quebrar las estructuras oligárquicas y no haber establecido un nuevo marco tributario, subrayó en entrevista.

En medio del corrimiento de América Latina a la derecha, tras haber tenido diversos gobiernos progresistas, Alvarado Carrión recordó que en Ecuador se ha logrado que, en materia tributaria, quienes más tienen paguen más. Ese tipo de transformaciones son las que la izquierda muchísimas veces ha dejado para después y que le han hecho perder respaldo, aseveró.

Para que permanezcan en el poder quienes enarbolan esa ideología, estimó que lo primero es mantenerse al lado de la ciudadanía, pues no pueden olvidarse que eso somos, ciudadanos comprometidos con la creación de un Estado que responda a los intereses nacionales y no a los de las corporaciones.

Como parte de una administración de avanzada que ha logrado la relección por 10 años, subrayó que la izquierda también debe estar dispuesta a ser escrutada, a que la población le diga te estás equivocando. Este era el sendero y tienes que seguirlo abriendo. Integrante del Movimiento Alianza País, Alvarado Carrión añadió que la gente tolera, perdona y deja pasar errores, pero no la traición, y eso hay que tenerlo claro.

Entrevistada en el restaurante de un hotel de Reforma, Rosana Alvarado también advirtió sobre las alianzas que establece ese sector político, pues si bien hay que sumar fuerza y apoyos, esto no puede hacerse a cualquier costo o con cualquier persona.

Un proceso de transformación no se puede desacreditar o exponer por entablar cualquier tipo de coalición. Este tipo de acuerdos se tienen que hacer con coherencia y consecuencia, con una agenda programática y objetivos claros.

La vicepresidenta de la Asamblea Nacional expresó que es necesario dialogar con los movimientos ciudadanos y, al mismo tiempo, no permitirse sucumbir frente a las corporaciones y los intereses de los poderes fácticos. Ellos nos deben encontrar fortalecidos y dispuestos a dar la pelea, añadió en una reflexión sobre las causas por las cuales la izquierda ha perdido gobiernos en Latinoamérica.

–¿Los hechos de corrupción denunciados le han restado apoyo? –se le pregunta.

–Las acusaciones que se hacen son muy mediatizadas, amplificadas, sin ningún tipo de benevolencia. Por eso hay que exigirnos una ética inmisericorde, sin ningún reparo, pues ese tipo de hechos no nos serán perdonados. La corrupción grande o pequeña de ninguna manera se puede tolerar, pero tampoco podemos creer que detrás del discurso de los medios de la pureza y la integridad no hay una estrategia para desestabilizar.

En Venezuela, Argentina y Ecuador, en los diferentes países donde ha llegado a gobernar el pueblo, la arremetida mediática es la misma. Las equivocaciones que tenemos son amplificadas de manera exagerada y escandalosa, y detrás de ese ánimo de desprestigiar hay intereses que debemos identificar, pues ahí hay un golpe blando, agregó.

Como legisladora que participó en el proceso constituyente de su país, subrayó que para evitar el riesgo de regresiones en la Constitución de la Ciudad de México es importante que el proceso de elaboración sea acompañado por quienes votaron. Que cada artículo venga acompañado por organizaciones y movimientos que han luchado por décadas. No puede ser un proceso enclaustrado. Debe estar abierto a la sociedad.