De considerarse los sufragios obtenidos, perdería el registro
Miércoles 15 de junio de 2016, p. 13
El voto por el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), el principal aliado del Revolucionario Institucional (PRI), se desplomó este año cerca de 40 por ciento en 11 de las 12 entidades donde se renovaron gubernaturas, problema que comparte con los otros cuatro partidos minoritarios con registro nacional.
Si estos datos se tomaran en cuenta para definir sus registros (se hace con las elecciones de diputados locales), tanto el PVEM como los partidos del Trabajo (PT), Movimiento Ciudadano (MC), Nueva Alianza (Panal) y Encuentro Social (PES) perderían los suyos al quedar lejos del 3 por ciento requerido por la ley electoral.
Al parecer el PVEM comenzó a acusar recibo del año más polémico de su historia, cuando recibió decenas de denuncias por violar la ley y fue multado con cerca de 600 millones de pesos.
El año en el que miles de ciudadanos solicitaron quitarle el registro, tema que sigue pendiente de resolución en los escritorios de los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), pero también cuando su ex vocero Arturo Escobar fue defenestrado por el propio gobierno.
Un análisis comparativo entre los votos obtenidos por estos cinco institutos políticos en las elecciones de diputados federales de 2015 y las de este año muestra un claro declive de los minipartidos, que contrasta con el repunte de 80 por ciento registrado por Acción Nacional (PAN) y Morena (Movimiento Regeneración Nacional).
Hace un año en esas 12 entidades el PVEM consiguió 614 mil 66 votos, o sea, 6 por ciento, según el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) del Instituto Nacional Electoral (INE). El 5 de junio pasado esta cifra bajó a 347 mil, equivalentes a 2.75 por ciento.
Sólo en Quintana Roo las preferencias electorales del Verde aumentaron, pero en apenas 7 mil votos, no obstante que el año pasado esa entidad era vista como bastión y hasta se mencionaba que Jorge Emilio González Martínez, el llamado Niño verde, buscaría ganar la gubernatura, para lo cual operó una red clientelar que repartía despensas.
En los otros 11 estados dicho partido disminuyó sus votaciones a la mitad o más, como en Tamaulipas, donde bajaron de 37 mil a 17 mil.
La situación en otras entidades fue similar, como en Puebla, donde de 80 mil 800 descendió a 39 mil, y en Veracruz, de 190 mil a 96 mil. En seis estados quedó como sexta fuerza, cuando su anhelo era convertirse en la tercera.
Además del estancamiento del voto priísta, sus derrotas en siete entidades también pueden obedecer al debilitamiento de sus otros aliados: el año pasado el PES logró 339 mil 222 votos (3.27 por ciento) y un año después apenas 156 mil 139 (1.23 por ciento).
El Panal, el partido cobijado por el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación también se desbarrancó. El año pasado tuvo 476 mil votos en esas entidades y alcanzó un 4.59 por ciento de preferencia electoral; éste sólo consiguió 297 mil y 2.35 por ciento.
Sólo el PT disminuyó levemente su votación, de 356 mil a 346 mil en un año, pero gracias a Oaxaca, donde el ex perredista Benjamín Robles aportó 169 mil sufragios y colocó a este partido como cuarta fuerza.
Un caso aparte es MC, que no participó en siete estados y sólo obtuvo 169 mil 400 votos, es decir, 1.34 por ciento de la votación. Consiguió su mejor resultado en Tamaulipas, con un ex panista, y en Sinaloa, donde en alianza con el Partido Sinaloense se colocó como segunda fuerza. Sólo que el PAS fue el que ganó 175 mil votos, mientras MC, apenas 13 mil.