Indígenas se involucran por desempleo
Lunes 13 de junio de 2016, p. 30
Sierra huichola, norte de Jalisco.
El activista nayarita y ex legislador Abelino Ramos Parra ha denunciado en múltiples ocasiones que la falta de fuentes de empleo ha obligado a los indígenas a participar en el corte y raspado de la amapola, sobre todo en el municipio de El Nayar, que es el ingreso por Nayarit al Espinazo del Diablo, de la Sierra Madre Occidental, habitado por huicholes.
Información de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), difundida en boletines de prensa, sobre decenas de destrucciones de plantíos este año, permite establecer que en las regiones colindantes entre Nayarit y Jalisco, situadas en los municipios de El Nayar y Tequila, respectivamente, comienza el corredor del cultivo de la amapola, que se extiende en los estados de Jalisco y Zacatecas, hasta los límites con Aguascalientes, en por lo menos 250 kilómetros de intrincada sierra.
La mayoría de los decomisos y destrucciones son en Nayarit. La Zona Militar 13, con sede en Tepic, informó que hasta abril de 2016, cuando concluyó el ciclo de cosecha de la adormidera, se habían localizado en la entidad al menos mil 200 plantíos en una superficie de 318 hectáreas.
Entre 2010 y 2013 Nayarit ocupó el quinto lugar nacional con el mayor número de plantíos encontrados y destruidos: 14 mil 717, los cuales ocupaban una extensión de 2 mil 569 hectáreas.
Estadísticas de la Sedena revelan que entre 2010 y 2013 Jalisco se ubicó el octavo sitio con la mayor cifra de plantíos de amapola destruidos: 204, en una superficie de 23 hectáreas.
Esta última cantidad resulta insignificante no sólo frente a la producción destruida en Nayarit sino, sobre todo, a la de Guerrero, que en ese periodo encabezó la lista nacional con 199 mil 499 plantíos descubiertos en 32 mil 25 hectáreas.
Testimonios de huicholes señalan que este nuevo triángulo dorado de la amapola que forman los estados de Jalisco, Nayarit y Zacatecas está dividido territorialmente entre los cárteles de la droga.
Los huicholes dicen que en Nayarit y en Jalisco los campos amapoleros son comprados, rentados o cultivados por miembros del cártel Jalisco Nueva Generación que luego venden, ya cristalizada la goma de opio, al cártel de Sinaloa para su conversión en heroína.
En Zacatecas, explican, la producción y compra de amapola está a cargo de Los Zetas, en un presunto pacto de no agresión bien delimitado, lo que se refleja en la baja de asesinatos ligados al crimen organizado en la zona. Por ejemplo, entre 2012 y 2015, en los 10 municipios del norte de Jalisco se cometieron 39 homicidios; mientras a junio de 2016, el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses reportó cuatro.