a situación en Perú, con continuidad política y económica evidente, trae a la memoria el terrible episodio conocido como El Baguazo, en el año 2009. Durante el gobierno del presidente Alan García se suscribieron varios decretos legislativos que afectaban directamente a las comunidades indígenas de la Amazonia con una clara intención de privatización y acaparamiento de tierras.
El conflicto venía de años atrás. A pesar de que Perú ratificó en 1993 el Convenio 169 de la OIT y en 2007 la Declaración de Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas (que obligan al Estado a reconocer los derechos territoriales indígenas, así como la consulta previa, libre e informada de cualquier actividad que se quiera desarrollar en sus territorios), el gobierno de Alan García quiso eliminar tales garantías mediante los decretos legislativos conocidos como la Ley de la selva, aprobados en 2008 por el Poder Ejecutivo gracias a las facultades legislativas que el Congreso le otorgó en virtud de la ley 29157, promulgada para favorecer la implementación del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos.
Se asegura que la ministra (y ahora vicepresidenta) Mercedes Aráoz dijo entonces que el TLC con Estados Unidos se venía abajo si se derogaban los decretos que los pobladores atrincherados en las cercanías de Bagua exigían derogar y que abrían sus territorios a la explotación exterior, no sólo de petróleo, gas y minerales, sino de madera y agrocombustibles, una verdadera expropiación de derechos comunitarios tradicionales.
Pidiendo la derogación de los decretos, el 9 de abril de 2009 los indígenas iniciaron una huelga que duró 60 días bloqueando una carretera. Finalmente, el día 4 de junio se debía votar en el Congreso el retiro de los decretos legislativos. Pero no se hizo por falta de quórum. Los manifestantes, cerca de 5 mil, cansados de esperar la votación, tenían previsto levantar su huelga el 5 de junio. Pero el gobierno prefirió usar la fuerza.
En la mañana de ese aciago día 5 de junio de 2009 cientos de miembros de la Dirección Nacional de Operativos Especiales (Dinoes), con apoyo de las fuerzas armadas, ingresaron a la denominada Curva del diablo –donde la carretera da una curva frente al río Marañón–, con el objetivo de desalojar a los indígenas awajún (Aguaruna) y wampis (Huambisa). Las fuerzas del orden comenzaron el operativo a la altura del kilómetro 201 alrededor de las 5 de la madrugada lanzando bombas lacrimógenas desde helicópteros. No obstante, conforme iban transcurriendo las horas, la confrontación se agravó. La jornada dejó al líder awajún Santiago Manuin como uno de los primeros graves heridos cuando trataba de mediar. Con varios impactos de bala, el dirigente fue dado por muerto –aunque al final logró sobrevivir–, lo cual exasperó a los awajún y wampis. La policía usó armas de fuego y disparó desde los helicópteros. Un grupo de policías, entre los que se encontraba el mayor Felipe Bazán, terminó arrinconado en una ladera. Fue dado por desaparecido. Los medios informaban sobre la muerte de decenas de nativos, lo que provocó el enojo de los awajún, ubicados en la estación número seis de Petroperú en Imasita, la cual estaba cercada desde semanas antes. Fue así que éstos tomaron como rehenes a 39 personas. Diez de ellas fueron ejecutadas, entre ellas el comandante PNP Miguel Montenegro, dejando con vida a 28 de los cautivos. El saldo aproximado del conflicto fue de 33 muertos (23 policías y 10 civiles), un policía desaparecido, 205 heridos (172 entre indígenas y mestizos, 50 de ellos con impactos de bala, y 33 policías) y más de 100 detenidos, entre indígenas y mestizos.
El líder de la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (Aidesep), Alberto Pizango, quien estaba en Lima, se exilió temporalmente en Nicaragua. Varios nativos han sido encarcelados por años y están siendo juzgados actualmente, a veces con intérpretes. La fiscalía no ha levantado acusación alguna contra ningún policía ni responsable político de entonces. La interpretación sociopolítica más adecuada de El Baguazo y sus secuelas es la de colonialismo interior
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Hace unos días, el 4 junio de 2016, la Aidesep declaraba: Reiteramos el 5 de junio como el día de la dignidad de los pueblos indígenas amazónicos, en recuerdo de la memorable lucha librada por nuestros hermanos indígenas en 2019 en Bagua y en todos los tiempos reiterar que hemos declarado como héroes de los pueblos indígenas amazónicos a todos los hermanos caídos, los heridos indígenas y amazonenses, y los indígenas injustamente procesados. Pasarán a la historia, por lo que sus nombres darán vida a los locales comunales, calles y avenidas, así como a otros establecimientos públicos y privados
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* ICTA-Universitat Autónoma de Barcelona