Es necesario contar con políticas públicas y programas que garanticen los derechos de la infancia y erradiquen el trabajo infantil, porque de acuerdo con clasificaciones internacionales, el problema es de riesgo extremo en el país, toda vez que 2.5 millones de niños, niñas y adolescentes de entre 5 y 17 años de edad, realizan alguna actividad económica y 46 por ciento de ellos no recibe ingresos por efectuarla, se advierte en un estudio del Instituto Belisario Domínguez (IBD) del Senado.

México se encuentra en el lugar 56, de un listado de 197 países, de acuerdo con el Índice de Trabajo Infantil, realizado por la empresa inglesa Análisis de Riesgos de Desarrollo Social y Ambiental (Maplecroft), resalta el citado documento.

El estudio del IBD destaca asimismo que el trabajo infantil es peligroso y perjudicial para el bienestar físico, mental o moral del niño, ya que interfiere con su escolaridad, al privarlo de la posibilidad de asistir a clases, u obligarlo a abandonar la escuela o combinar los estudios con una jornada laboral.

El trabajo, se detalla, afecta el nivel escolar de los infantes, ya que 36 por ciento de los alumnos no asisten a la escuela y el restante 64 por ciento combinan trabajo y estudio. En general, 2.4 por ciento de los niños que trabajan nunca han asistido a la escuela, 64.1 por ciento no han completado la educación básica y sólo 21.9 por ciento concluyen la educación secundaria completa y 10 por ciento tiene algún año de preparatoria.

Condena la OIT prostitución y producción y tráfico de drogas

Con motivo del Día Mundial contra el Trabajo Infantil, que se conmemora este 12 de junio, el documento del IBD advierte que se pone además en riesgo la integridad física de los menores, al realizar trabajos que no van de acuerdo con su edad.

De acuerdo con cifras oficiales, más de la mitad de los niños, niñas y adolescentes que laboran –61 por ciento– empezaron a trabajar por debajo de la edad mínima de admisión al empleo, que es a los 15 años.

El IBD resalta que las peores formas de trabajo infantil, según la definición del artículo tercero del Convenio 182 de la Organización Internacional del Trabajo, son todos los tipos de esclavitud, incluido el reclutamiento forzoso para utilizarlos en conflictos armados; la oferta de niños para la prostitución o pornografía.

También utilizar a niños en actividades ilícitas, en particular la producción y tráfico de estupefacientes, labor que, por su naturaleza o por las condiciones en que se lleva a cabo, es probable que dañe la salud, la seguridad o la moralidad de los niños que la realicen.

El estudio, elaborado por investigadores de la Dirección General de Análisis Legislativo del IBD, hace notar que los convenios 138 y 182 sobre trabajo infantil de la OIT, ratificados por México en 2000, junto con la Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño, dan el sustento necesario para respaldar la construcción de políticas públicas y programas que garanticen los derechos de la infancia.