La enseñanza de la música siempre será benéfica para el individuo y la sociedad; forma el carácter y genera sentimientos positivos, bondadosos, expresó en entrevista Guillermo Sánchez, educador, director de orquesta y pianista, quien estará al frente de 3 mil niños y jóvenes que ofrecen una serie de conciertos, los domingos, en las salas Ollin Yoliztli y Nezahualcóyotl.

Se trata de la temporada de conciertos de Coros y Orquestas Infantiles de México, que en esta ocasión rendirá homenaje a los papás, en este mes de junio.

Actuarán casi 3 mil niños de escuelas primarias en 10 conciertos. Con flautas, melódicas y su voz, explicó, interpretan tanto obras de Strauss y Chaikovski como de Manuel Alejandro, Parker Grenier, Chadwick y Vangelis.

Las presentaciones siguientes serán el 12 de junio a las 16:30 y 19:30 horas en la Ollin Yoliztli, y el 19 y 26 a las 17 y 20 horas, en la Nezahualcóyotl. La temporada se inició el 29 de mayo.

Esta vez los conciertos de Coros y Orquestas Infantiles de México adquieren un sesgo: muchos de los papás practicaron el mismo método que sus hijos para aprender y disfrutar música. Guillermo Sánchez logró que este año más de 800 papás se sintieran niños nuevamente. Participaron en cursos interactivos y aunque nunca antes hubieran tenido contacto con la música interpretaron una obra coral, demostrando que en pocos minutos la actitud consigue lo impredecible.

Al igual que sus hijos estudiaron con el método creado por Guillermo Sánchez para hacer de la música una herramienta de formación integral. Con la música se desarrolla disciplina, alta autoestima y trabajo en equipo. Especialistas aseguran que un niño que estudia música difícilmente empuñará un arma, pues está formado a través del amor y el cariño.

Este sistema se desarrolla con alrededor de 15 mil niños y jóvenes al año, en escuelas de la Ciudad de México, Morelos, Tlaxcala, Hidalgo y estado de México. Los resultados han sido sorprendentes a lo largo de 25 años: la música es ejemplo de vida y causa gran impacto en el desarrollo de los niños, que aprenden a ser guiados por una batuta, entienden que no pueden tocar cuando quieran, sino que hay compases de espera, que se debe respetar la entrada del corno o el timbal. “Gracias a la música los niños aprenden a reconocer que tenemos diferencias y respetar la diversidad.

“Cumplimos 23 años de temporadas initerrumpidas, a lo largo de las cuales han participado miles de niños. Cada concierto tiene un repertorio distinto. Mañana se escuchará música, sobre todo, de Beethoven; por supuesto el Himno a la alegría. Para los papás se apreciará Sobre las olas, de Juventino Rosas, y Nereidas, que a los niños les gusta mucho. Se trata de que el pequeño tenga un panorama amplio, no sólo de la música de concierto, sino de obras mexicanas, de vanguardia, en otros idiomas, originales.

“Hay que imaginar a los niños cantando en la sala Nezahualcóyotl y el impacto de ese hecho. El niño ahí es el protagonista y el público son sus padres y sus familiares o amigos, o tíos. Los niños serán, por tanto, personas con un criterio más amplio, críticos, conocedores y con valores, lo cual es tan importante como saber historia o matemáticas. En México tenemos gran talento musical y lo que se requiere son espacios, educación, eso es todo.

De niño tuve un sueño que se ha hecho realidad: saber y enseñar música. Ese es mi orgullo. Las puertas están abiertas.