icos antecedentes tiene nuestro país en la creación de colegios para formar técnicos, orfebres y artesanos especializados. Uno de los primeros fue el de Artes y Oficios, que estableció en el siglo XVI fray Pedro de Gante, en el primitivo convento de San Francisco.
A lo largo de los siglos se crearon, desaparecieron y volvieron a nacer diversas instituciones. Finalmente en 1936 el presidente Lázaro Cárdenas fundó el Instituto Politécnico Nacional (IPN). Surgió con el propósito de organizar un sistema de enseñanza técnica para formar cuadros de obreros, técnicos y profesionistas que desarrollaran la industrialización de México.
Se integraron instituciones ya existentes, como la Escuela Nacional de Medicina Homeopática, la Nacional de Ciencias Biológicas, la Superior de Comercio y Administración (Esca), la Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (Esime), la Superior de Construcción y un bloque de academias del antiguo Instituto Técnico Industrial.
En ocasión anterior mencionamos que el sitio elegido para levantar la flamante institución fueron los terrenos de la que había sido la hacienda de Santo Tomás. La estableció Hernán Cortés en tierras que se conocían como la Tlaxpana, lugar barrido
en náhuatl. Después de la Independencia ahí se edificó la primera escuela de agricultura y en 1857 se instaló en el inmueble la Escuela Nacional de Artes y Oficios.
Actualmente el Poli, como se le suele llamar familiarmente, llega a 80 años de vida con una matrícula de alrededor de 270 mil estudiantes. Se distribuyen en sus diversas vocacionales, escuelas de educación superior y posgrado, así como en los centros de idiomas y los cursos de educación continua y a distancia. A lo largo de estos años ha formado miles de técnicos, administradores, médicos, ingenieros, biólogos y de múltiples oficios y profesiones, primordialmente relacionadas con la ciencia y la tecnología. Estos hombres y mujeres han participado de manera activa en la conformación del México moderno sin perder los valores tradicionales.
EL IPN no omite la formación cultural, entre otras, con el Canal 11 de televisión, que se ha posicionado como la mejor opción entre las emisiones abiertas, con amplía difusión en el extranjero. En la modernas instalaciones de Zacatenco se encuentra el planetario Luis Enrique Erro, que tras su remodelación en 2006, es el más avanzado de América Latina. También tiene su sede la Orquesta Sinfónica del IPN, que ha logrado fama mundial. El área deportiva no se queda atrás, como se advierte al conocer las excelentes instalaciones.
Muy afamado es el Cinvestav-IPN, que es el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados, con gran prestigio internacional. Aquí se han formado generaciones de científicos e investigadores del más alto nivel.
Y ahora el Poli entra al nuevo milenio con el Laboratorio Nacional Multidisciplinario de Caracterización de Nanoestructuras y Materiales, en el Centro de Nanociencias y Micro y Nanotecnologías (Cnmn).
No me pidan que se los explique, pero es lo nuevo de lo nuevo. Con un pequeño apoyo del Conacyt se ha adquirido tecnología de última generación, que lo convierte en la institución con el equipo de mayor tecnología y único en el país.
El joven personal que lo maneja, todos con doctorados del más alto nivel, nos introducen a un mundo que nos parece de ciencia ficción cuando nos enseñan los equipos e intentan explicar lo que realizan.
Lo que queda claro es que su labor permite incrementar la productividad de los trabajos de investigación en diversas áreas, tanto de la academia como de la industria. Esto genera trabajo multidisciplinario que aumenta significativamente la competitividad a escala internacional.
Es imperativo ir a brindar por estos gloriosos 80 años del querido Poli. ¿Qué les parecería ir a escuchar muy buen jazz? En la calle de Motolinía 20, en el Centro Histórico, se encuentra El Zinco Jazz Club. En su acogedor local en el sótano se presentan los mejores jazzistas del mundo.
