No hay evidencia contundente para conocer el impacto de las becas que otorga el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), afirmó ayer Myriam Cardozo Brum, profesora-investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Si bien el número de beneficiarios se ha incrementado en los años recientes, no se da seguimiento para saber si al egresar de sus estudios se integraron a empresas o instituciones y están creando ciencia y tecnología, indicó al participar en una mesa de evaluación sobre los programas del Conacyt, la cual fue convocada por el consejo.

Más de 61 mil 600 alumnos de posgrado tienen una beca del Conacyt, de los cuales la mayoría son hombres. Hace cuatro años ese organismo apoyaba a poco más de 46 mil, según dio a conocer el director general, Enrique Cabrero Mendoza, en abril pasado.

Uno de los grandes problemas de los programas del consejo es que no se tiene claridad de qué es lo que quiere resolver, apuntó Thania de la Garza, del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

Muchos de los esquemas del Conacyt están más enfocados a que los estudiantes se gradúen a tiempo para cumplir con indicadores de resultados, apuntó Óscar Martínez Martínez, académico de la Universidad Iberoamericana. Con ello, lo único que se logra es crear presión en la producción de las tesis, aseveró.