El diseño de un programa de estímulos fiscales para alentar la participación del capital privado en la investigación y el desarrollo experimental fue anunciado ayer por el presidente Enrique Peña Nieto.

Dispuso a las secretarías de Hacienda y de Economía trabajar con el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) para elaborar esa estrategia sin afectar la estabilidad macroeconómica del país y previa aprobación del Congreso.

Se buscará además, con la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago), mayor aportación de los estados para la innovación, la ciencia y la tecnología.

Peña Nieto entregó ayer en Los Pinos los galardones de investigación de la Academia Mexicana de Ciencias 2015 y el Premio México de Ciencia y Tecnología.

En este año, el gasto para esas áreas alcanza ya 0.61 por ciento del producto interno bruto (PIB), con un presupuesto autorizado de 92 mil millones de pesos.

Son, aseguró, avances alentadores, pues en 2012 esa proporción significaba sólo 0.49 por ciento del PIB.

Una vez más, el presidente Peña Nieto destacó la todavía insuficiente aportación del capital privado en investigación e innovación, apenas 28 por ciento del gasto, cuando en otros países llega a alcanzar 60 por ciento.

El secretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray Caso, admitió que la economía global y los mercados financieros internacionales representan un reto diferente al que teníamos al inicio de esta administración. Se debe cuidar la estabilidad, y ello implica para el actual y los próximos años un ajuste al gasto público.

Pero, aseguró, se dará prioridad en algunos sectores para que no observen disminuciones, y entre éstos están la ciencia y tecnología.

Antes de la ceremonia, en un salón adjunto sesionó el Consejo General de Investigación Científica, Desarrollo Tecnológico e Innovación.

Ahí, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) recibió la indicación de promover el Programa de Cátedras para Jóvenes Investigadores y llevarlas a 2 mil en 2018, y se informó de la creación de cuatro nuevos centros públicos de investigación en temas de política educativa, aeronáutica, desarrollo metropolitano y zonas áridas, y nueve consorcios de investigación adicionales.

Con su tamaño, riqueza y apertura, México debe ser parte activa de las tendencias globales de innovación y creación de valor, dijo Peña Nieto. Ratificó entonces su ofrecimiento de dedicar mayores recursos, esfuerzos, tareas y programas a la ciencia y la tecnología, porque son fundamentales para el desarrollo, progreso y la aplicación de las reformas estructurales.

Sin embargo, advirtió, todo ello tendrá paso invariablemente por la premisa de cuidar la estabilidad macroeconómica, sobre todo ante el entorno global volátil, incierto, con enorme animosidad al riesgo: esas aguas en las que estamos remando.

Videgaray Caso dio otros datos: el Sistema Nacional de Investigadores tiene ya 25 mil 72 miembros, y el Conacyt otorga 62 mil 863 becas. Resaltó entonces a las instituciones y universidades públicas como un baluarte insustituible para la creación de conocimiento.

Enrique Cabrero, director de Conacyt, defendió al conocimiento como un bien público, un activo social, un bien inmensurable que debe fluir, transmitirse y ser factor de competitividad y mejora en el bienestar de la población. La comunidad científica, añadió, es parte de la solución de los grandes problemas nacionales, y queremos ir más allá.

El ganador del premio México, el científico español Andrés Moya, afirmó: cuando se afirma que la ciencia no tiene patria porque es universal, pienso que lo será cuando se practique en todo el mundo.